Peliculas

El espíritu perdido

De: Abba Makama

Gracias a Netflix, los espectadores de todo el mundo tienen verdadero acceso al cine de Nollywood, la industria cinematográfica de Nigeria, cuya producción descomunal compite en número con Hollywood y Bollywood, es decir Estados Unidos y la India. En general las producciones que vemos son películas estándar, que van de la comedia de enredos a la romántica y algunos otros films de género por debajo de la calidad de otras industrias.

La novedad que trae El espíritu perdido (The Lost Okoroshi, 2019) es que aquí se ve de manera notable una identidad estética y cultural. Y aunque se necesita ver mucho cine para entender una cinematografía, las formas y el estilo de esta película si se ven diferente a todo. Claro que no alcanza con eso para convertirla en una gran película, pero para cuando pasan los noventa y seis minutos que dura, la sorpresa sigue estando casi intacta.

El argumento es el siguiente: Raymond (Seun Ajayi) es un guardia de seguridad de Lagos acosado por sus pesadillas. Sueña que está siendo perseguido por espíritus, mascaradas disfrazadas que parecen estar llamándolo para recordar las viejas costumbres de su pueblo. Un día amanecerá convertido en una de esas figuras mascaradas, un espíritu, y ni su propia esposa lo reconocerá inicialmente.

Tan diferente es la película que hay momentos en los cuales es difícil saber si estamos frente a un momento de comedia o no. Para quien no vea cine de Nigeria todo parecerá novedoso, desde las actuaciones a los vestuarios, y por supuesto las locaciones. Incluso estéticamente la película es mucho más brutal y primitiva que otras producciones más estándar de ese país. Esto, lejos de molestar, llama aún más la atención.

Como suele ocurrir, la primera vez que vemos algo nuevo es la sorpresa lo que se lleva toda nuestra atención. Pasada la novedad, tal vez no nos resulte tan interesante. El espíritu perdido gana mucho en su condición de rareza en esta parte del mundo. Como material de interés extra, al final aparecen muchos espíritus, y cada máscara y traje merece poner pausa para verlo en detalle.