Cine Clasico

Hooper

De: Hal Needham

Hooper (1978) cuenta la historia del más grande doble de riesgo vivo. Así mismo se presenta Sony Hooper, interpretado magistralmente por Burt Reynolds en lo que sin duda es uno de los mejores papeles de su extensa carrera. La película es la historia de un rodaje en particular, el del film de acción The Spy Who Laughed at Danger una película que permite hacer todas las escenas con dobles de riesgo que se puedan imaginar. Para que no queden afuera las clásicas escenas del Oeste en un momento aparece un show de dobles fuera de la película para que también se vean esas. Sin duda la película tiene a los stuntmen como centro de la trama y no quiere guardarse nada de lo que ellos tienen para ofrecer.

Hooper es una comedia y una película de acción, aun cuando casi toda la acción sea acción recreada como parte de la trama. Pero también sabe combinar eso con un tono melancólico y crepuscular, con una mirada tierna y emocionante sobre el mundo de los dobles de riesgo. En la película estos héroes anónimos (gran parte de la historia del cine ni los incluyó en los créditos) deben sufrir las presiones de un director obsesionado con su película y sin el menor interés por protegerlos, las limitaciones de presupuesto, la exigencia de insistir sobre acrobacias que van lastimando cada vez más los cuerpos y las presiones para no ser los responsables de que todo el proyecto se caiga a pedazos. Los dobles hacen las escenas de riesgo de las estrellas sin ser acreditadas, pero además no abandonan el film cuando las cosas se complican. No solo no serán reconocidos por los espectadores, sino que además estos ni imaginarán jamás hasta que punto ellos han dado todo porque la película se termine.

En esta película Burt Reynolds vuelve a trabajar con Sally Field, luego del gigantesco éxito de Smokey and the Bandit (1977) del año anterior. Field interpreta a Gwen Doyle, la novia de Hooper e hija de un legendario doble ya retirado, Jocko (Brian Keith). Como dato curioso, la película es un gran homenaje a Jock Mahoney, considerado el más grande doble de riesgo de la historia y padrastro de Sally Field en la vida real. Algunos apuntes de guión están sacados de la verdadera historia de él. Hooper trabaja con su amigo Cully (James Best) y sufren las locuras del director de la película y su asistente, a la vez que observan con humor como la estrella se lleva todo el crédito por las escenas en la pantalla. Dicen que el directo Roger Deal (Robert Klein) es una versión de Peter Bogdanovich, con quien Burt Reynolds trabajó en con Bogdanovich en At Long Last Love (1975) y Nickelodeon (1976). La estrella del film la interpreta Adam West (el perfecto Batman de la serie de los sesenta) y hace de sí mismo.

La película combina un excelente sentido del humor, escenas ligeras e irresponsables como se hacían en las décadas anteriores del cine, sin corrección política pero tampoco sin agresividad. Hay peleas de bar, piruetas al volante fuera de rodaje y burla a la policía de caminos, algo que fue una verdadera moda en los films de carretera de esa década y que funcionó tan bien en la taquilla para Burt Reynolds. El trabajo hecho con responsabilidad, la vida cotidiana con sus alegrías y sus tristezas, todo eso aparece de manera brillante y sutil, como en los mejores films de Howard Hawks de sus últimos años. Sin llegar a su maestría, Hooper se parece mucho a Hatari! (1963) de Hawks pero en un tono más oscuro, como Solo los ángeles tienen alas (1938) del mismo director. Profesionales en peligro enfrentando su tarea a diario, generando una amistad poderosa y disfrutando del momento que viven sin saber si será el último.

Una melancolía extra recorre la película dirigida por Hal Needham (el mismo de Smokey and the Bandit) y se nota a pesar del humor general de la película. El propio Needham fue toda su vida un importante doble de riesgo y conocía realmente el oficio. Burt Reynolds también supo ser muy al comienzo de su trayectoria. Y aunque a Reynolds y a Needham les quedaba mucha carrera por delante, ambos parecen darse cuenta que el esplendor es pasajero y que todo tiene un final. La llegada de un joven y talentoso doble llamado Delmore “Ski” Shidski (Jan-Michael Vincent) anuncia el cambio de generación y el crepúsculo del viejo cine. Es interesante que en el momento de mayor éxito de los que hicieron la película tuvieran la lucidez de observar como el tiempo pasa y las generaciones cambian. Más aun con los dobles de riesgo donde el físico está tan al límite y necesita ser aprovechado en su plenitud.

Dos escenas memorables. La presentación del personaje vistiéndose como si fuera un torero aunque está preparándose para una escena en moto. Vemos detalles de sus cicatrices y la ropa especialmente modificada para verse normal aunque sea un traje para resistir lo mejor posible los golpes. Y el clímax de la película, una gigantesca escena donde el auto de los protagonistas debe atravesar toda la clase de explosiones, choques y destrucción en un pueblo que está sufriendo un terremoto para terminar intentando hacer el salto más largo que un auto haya hecho jamás en la historia del cine. Un lujo de dobles de riesgo esa escena y un homenaje cierre maravilloso que culmina con algunos detalles de pura simpatía.

Dos buenas canciones acompañan la trama, ambas muy emotivas, ambas centradas en el secreto heroísmo de los anónimos que dan todo porque en la pantalla se vea algo que haga felices a los espectadores. Los pequeños engranajes que hacen funcionar hasta las más grandes películas. El talento actoral del elenco, pero en particular la química arrolladora de Reynolds y Field convierten a Hooper ya no solo en un perfecto entretenimiento, sino en una verdadera maravilla digna de ser redescubierta.