Cine Clasico

Napoleón y Samantha

De: Bernard McEveety

Napoleón y Samantha es una película de Walt Disney Productions realizada en 1972 y la volví a ver hoy en el 2019 por una razón muy sencilla y algo emotiva: fue la primera película que recuerdo haber visto en el cine. Obviamente no fue en 1972 que la vi, pero teniendo en cuenta que las reposiciones y los dobles programas eran habitual en esa década, estoy seguro que la vi tres o cuatro años más tarde. Así que decidí acercarme a aquellas imágenes dispersas en mi memoria –es posible que la haya vuelto a ver en otro momento- y ver cómo era realmente la película que de alguna forma dio el puntapié inicial a mi vínculo con el cine.

Por suerte Napoleón y Samantha no es una de esas traducciones absurdas de aquellos años como La noche de las narices frías o Travesuras de una bruja, el original es Napoleon And Samantha. Como muchos otros títulos de Disney, la trama tiene niños y animales, dos elementos complejos a la hora de filmar, ni hablar si se los combina. Filmada en Oregon, la película también es generosa en paisajes espectaculares. Pero aunque tiene muchos elementos de un film familiar de Disney, hoy sorprende lo oscura e inquietante que es.

El guión es por lo menos delirante. Antes de la llegada de la corrección política, se podían contar historias como la de esta película, sin duda representante de otra visión del mundo. Napoleon (Johnny Whitaker) es un chico de 11 años que vive con su abuelo (el legendario Will Geer) en las afueras de un pequeño pueblo. Samantha (Jodie Foster en su debut cinematográfico), de 9 años es su mejor amiga. Con la libertad de una vida en la naturaleza, pasean en un caballo al que le dan caramelos y no temen por su futuro. Napoleon y su abuelo, un viejo marino retirado, se cruzan con un payaso y su león llamado Major. Ambos están festejando su despedida. El payado vuelve a Europa y león no lo podrá acompañar. Entonces, sin mucha conversación, el payaso les ofrece al león de regalo. El abuelo y el niño aceptan, claro, y adoptan a un león sin buena dentadura y algo viejo, completamente domesticado, si es posible tal cosa.

El león toma leche, no come carne, y vive en el gallinero. Napoleon y Samantha juegan con Major sin problemas, con total confianza. Pero el abuelo está muy viejo y su muerte se avecina. Le escribe al único pariente vivo de Napoleon para que se haga cargo del niño. Pero la carta vuelve y el viejo lobo de mar muere en su lecho. Desesperado, y sin querer ir a un orfanato, Napoleon intenta ocultar el hecho. Busca contratar a alguien para que lo ayude a enterrar a su abuelo y lo encuentra. En la oficina de empleos encuentra a un joven universitario que prepara su doctorado y necesita plata para comprar libros. Danny (Michael Douglas, nada menos) escucha al niño y acepta el trabajo. Como se ve hasta acá, la película es de una oscuridad tremenda. En ese primer tercio se multiplican los discursos sobre la muerte y hay un entierro en una colina, con dos niños, un joven universitario y un león. Tan absurdo el guión como oscuro.

El comienzo de la película parecía uno de esos film bucólicos, de abandono de la niñez, en un bello paisaje rural. Luego de unos breves momentos de comedia muy apagados pasa a una aventura llena de peligros, con los niños yendo a la casa de Danny a través de la montaña, donde Major pelea con un puma y un oso de manera bastante violenta, para proteger a un gallo que ellos llevan primero, y para proteger a los niños después. Pero los peligros no terminan allí. Una vez que logran reencontrarse con Danny, él decide ir a buscar a la familia de Samantha, explicándoles a los niños que no pueden huir. Los deja solos en la cabaña con Mark, un hombre que hace poco apareció por la zona. Cuando va al pueblo lo arrestan por el secuestro de los niños y no escuchan sus explicaciones. En la comisaría Danny ve que Mark es un peligroso criminal buscado, y escapa de la comisaria en una moto para rescatar a los niños. La persecución está muy lograda, con Michael Douglas haciendo varias tomas arriesgadas, dentro de una gran persecución primero de patrulleros y luego de jeep y helicóptero. Al llegar a la cabaña los chicos están atados pero no fueron lastimados. Se llevan a Mark, al que más que la cárcel le espera un hospital psiquiátrico. Sin duda este es el momento más perturbador de la película, porque posiblemente se trate de un pedófilo, aunque la película no diga la palabra. Samantha vuelve con su familia y cuando Napoleon decide escaparse con Major nuevamente, Danny lo convence y le dice que puede quedarse con él en la cabaña, en lo que se asume es un adopción. Danny, Napoleon y Major caminan por la montaña y termina la película.

Primero como drama, luego como aventura y finalmente con un poco de acción policial, la película sostiene el ritmo todo el tiempo. Sus reflexiones acerca de la muerte son bastante profundas para un film para niños, aunque recordemos que el concepto de cine infantil no se entendía en aquel momento como ahora. El lujo actoral que la película tiene desdibuja hoy a Johnny Whitaker, popular actor de Disney en aquel momento pero que detuvo su carrera actoral al final de la década, haciendo luego algunos pequeños papeles aislados años más tarde. Jodie Foster y Michael Douglas, dos de las estrellas más importantes de las siguientes décadas hoy son el motivo principal para que este título figure en las historias del cine. Jodie Foster, nacida en 1962, tenía experiencia en televisión pero este fue el primero de sus largometrajes. Su talento y su simpatía son indudables y sin duda se roba el show. Michael Douglas, nacido en 1944, todavía no había llegado a los 30 años y en ese año protagonizaría Las calles de San Francisco, la serie que lo haría mundialmente famoso, su carrera estaba tomando forma en aquel momento. Will Geer, Henry Jones, Ellen Corby y Vito Scotti completan un elenco de rostros conocidos por todos.

La película tiene una bella secuencia de títulos mucho más liviana que lo que viene después y la música, que tiene gran protagonismo, recibió una nominación al Oscar en aquel año, siendo el único reconocimiento obtuvo la película. Y como anécdota final Jodie Foster contó que durante el rodaje uno de los leones que se usaron la atrapó con sus fauces y la sacudió varias veces. Aunque el adiestrador dio rápidamente la orden de que la suelte y el león lo hizo, las cicatrices de las heridas aun las tiene en su cuerpo. Volviendo al comienzo de la crítica, queda claro que las condiciones de rodaje eran diferentes, así como los temas y las formas en las que se los encaraba. Ni niños ni animales quedarían así de expuestos en un film de Disney del año 2019.

Napoleon y Samantha  es cualquier cosa menos una película liviana. A pesar de que no ocurre nada particularmente traumático, hay temas y situaciones muy impactantes, incluso adultas. Para mí siempre ocupará un lugar de privilegio en mi cinefilia y además tiene el valor extra de que trabaja Jodie Foster, una de las personas que más admiro por la carrera que desarrolló de allí en más.