Peliculas

La fuente de la juventud

De: Guy Ritchie

La fuente de la juventud (Fountain of Youth, Estados Unidos/Reino Unido, 2025) es la nueva película de Guy Ritchie, un realizador prolífico que pasó de la gloria al escarnio y ahora ha encontrado un cierto equilibrio en sus películas de acción notoriamente estilizadas. Desparejo, como es habitual, Guy Ritchie intenta hacer acá una película de aventuras al estilo Indiana Jones. Casi todo el cine de aventuras puro tiene como referente obligatorio al personaje interpretado por Harrison Ford en las películas producidas por George Lucas y dirigidas por Steven Spielberg. Pero Ritchie quiere ser fiel a sí mismo, por lo que este aburrido plagio a Indiana Jones y la última cruzada (1989) es también un film de acción con muchas armas de fuego, personajes exóticos y montaje vertiginoso con planos llamativos. No logra estar a la altura del material de base ni tampoco instalar un producto personal o divertido para encontrar una identidad propia.

Luke Purdue (John Krasinski) es un arqueólogo aventurero que en la escena inicial huye con una pintura por Tailandia. Luego, en Londres, se encuentra con su hermana, Charlotte (Natalie Portman), que trabaja de curadora en la National Gallery. Ella ha fracasado en su matrimonio e intenta ordenar su vida para poder cuidar a su hijo. Pero la llegada de Luke y una invitación a una nueva aventura, la pondrá nuevamente en el camino de una cruzada sin precedentes: encontrar la fuente de la juventud. El proyecto es financiado por un millonario llamado Owen Carver (Domhnall Gleeson) y el equipo completo se lanzará en esta búsqueda donde deberán competir con nuevos y viejos enemigos. Una mezcla entre Indiana Jones y la última cruzada y El Código Da Vinci, pero todo muy apresurado y sin mucho trabajo de guión. En otra época este proyecto hubiera sido un largometraje Clase B, ridículo pero divertido y encantador. Pero La fuente de la juventud es una película cara, pesada, donde toda la diversión queda aplastada por un guión muy pobre. A veces el perfil bajo es la mejor forma de esconder defectos, acá todo salta a la vista. En su estética evoca, sin proponérselo, más a los videojuegos que se inspiraron en Indiana Jones que en las películas.

Al ver este largometraje queda claro que la genialidad del dúo Spielberg – Lucas no era solo la reproducción de las viejas aventuras, sino una producción sólida con una puesta en escena brillante. Ser prolífico para Guy Ritchie significa descuidar ese aspecto. A pesar de su evidente talento, el trabajo queda muy lejos de las necesidades estéticas de la diversión en estado puro. No funciona la narración y nadie se ve real. El vestuario de la protagonista, por ejemplo, parece más para un día de campo en una estancia que para una aventura trepidante llena de peligros. Luego de más de cuarenta años desde su estreno, son muy pocas, casi ninguna, las películas que lograron acercarse un poco a Los cazadores del arca perdida, una razón más para confirmar su condición de obra maestra.