Cine Argentino

Mensaje en una botella

De: Gabriel Nesci

Una comedia romántica argentina que funciona ya es una buena noticia y un poco una rareza. Si bien el género ha crecido, muchas veces la mala ejecución de buenos guiones o malos guiones directamente dejan todo a mitad de camino. Pero una comedia romántica con toques fantásticos ya es directamente un caso aislado y doblemente llamativo. No es del todo sorprendente porque el director y guionista es Gabriel Nesci, el mismo que dirigió esa joya llamada Días de vinilo (2012), además de ser el responsable de Todos contra Juan (2008-2010) en televisión. Pero sorpresa o no, la película se destaca no sólo por su uso del género sino también por la sofisticación en la construcción de la historia y su ritmo genuino y eficaz.

Denise (Luisana Lopilato) es una sommelier que lucha contra sus penurias profesionales y sentimentales, hasta que por accidente descubre un método para enviarse a sí misma mensajes al pasado, lo usará sin dudarlo para corregir una mala decisión. Pero claro, su presente cambia de forma inesperada, llevándola a nuevos problemas causados por los cambios realizados. Así, deberá seguir enviando mensajes cuyo destino será el del año de la cosecha del vino que contenía la botella donde introduce el papel. Una y otra vez el mundo irá cambiando pero ella será la única que tenga el mapa completo de esas transformaciones.

La historia funciona y juego con los saltos temporales como lo han hecho muchos largometrajes. Dentro del género, lo más parecido ha sido Cuestión de tiempo (About Time, 2015) de Richard Curtis, aunque es solo una asociación para elogiar a Mensaje en una botella, no para mostrarla como un directo derivado. Sí se podría decir que en su repaso de parejas y comportamientos hay un vínculo con Alta fidelidad (High Fidelity, 2000) de Stephen Frears. En Gabriel Nesci la música es importante, pero aquí se puede ver a una protagonista con varias parejas y la forma de comportarse y de corregir o destruir su felicidad según cada caso. Para eso, claro, además de una buena protagonista se necesitan variados personajes masculinos que se diferencien notablemente entre sí, para que todo esto tenga sentido y la dinámica sea siempre interesante y divertida.

Pero lo que termina haciendo la diferencia es el permiso que tiene la película para jugar con la comedia romántica y al mismo tiempo con la comedia absurda. Cada personaje tiene su momento delirante, pero los más absurdos son el de David Fuentes (Benjamín Vicuña) y el de Gabriel Corrado haciendo de Gabriel Corrado. Este ingrediente consigue el equilibrio perfecto para evitar que el drama se ponga denso y que el romanticismo se pase de cursi. Cuando la película, finalmente, parece que será humor pero no emoción, el personaje del padre, interpretado por Eduardo Blanco, consigue ese cierre impecable para que también aflore ese otro costado en la película. Mensaje en una botella es una comedia inteligente y original, algo que es bien recibido siempre en cualquier momento y lugar.