Peliculas

LA BALADA DE BUSTER SCRUGGS

De: Ethan Coen y Joel Coen

The Ballad of Buster Scruggs 

Es un poco injusto arrancar una crítica de la nueva película de los Coen felicitándolos porque todo aquello que no hacen. Así que, para resumirlo en un único elogio, hay que decir que esta película no tiene el más mínimo interés en cumplir con las reglas ideológicas de los tiempos que corren. Recuerdo cuando hace muchos años atrás le comentaron a Billy Wilder si no le preocupaba “no estar con los tiempos que corren” y él contestó: ¿Quién demonios quiere estar con los tiempos que corren? Eso es La balada de Buster Scruggs, una película fuera de toda especulación, orden o cumplimiento de las complicadas olas de corrección política que hoy son la norma. Alejada de todo eso, la película ya es una joya a ser rescatada, porque obviamente logra esto porque tiene identidad, originalidad y genuino amor por contar historias en lugar de angustiarse por cómo estás serán recibidas.

Y esta originalidad incluye al western. Seis historias cuenta la película, todas ellas pertenecientes al universo del western, pero bordeando sus límites, fusionándose con otros géneros, como tanto le gusta a los Coen. Si quisiéramos encasillar a La balada de Buster Scruggs en un tipo de western, no podríamos. No es clásica, claramente, tampoco es revisionista -por suerte- y tampoco es moderna, porque alterna diferentes tonos, pero jamás rompe del todo con las formas del género. Alejado de la superficialidad boba de los westerns del simpático esteticista plagiador de Quentin Tarantino, la película demuestra que los Coen son directores de verdad. Que conocen el género y saben qué hacer con él en cada momento. No están enojados con el western, como el mencionado director QT, sino que lo ven como un espacio ideal para jugar a contar seis cuentos ambientados en el período histórico que abarca el género. Los Coen han jugado mucho con los espacios del Oeste y cuando les tocó hacer un western puro, como la remake de Temple de acero, abandonaron todos sus trucos y realizaron su película más clásica.

Aquí los seis cuentos que conforman La balada de Buster Scruggs son presentados y divididos con un libro que tiene ilustraciones en color -todo un lujo por ser un libro viejo- cada una de las cuales ilustra la historia que estamos a punto de ver. Cada dibujo tiene debajo una oración que formar parte del relato. La hermosa nostalgia que despierta eso es en realidad la puerta de entrada a historias que van desde el absurdo más absoluto al realismo más amargo, pero siempre con el tono de impriman la leyenda que nos enseñó el maestro máximo John Ford.  No el impriman la leyenda para idealizar la historia generando un mito fundacional, sino el impriman la leyenda de contar historias qué aun siendo improbables o directamente imposibles, sirvan para mejorar la experiencia del lector o el espectador. Y ese es todo el truco de la película, el deseo de contar historias, de hacer cine, de no estar aterrados por la ideología y la bajada de línea, sino reflexionar sobre el mundo a través de un placentero puñado de historias increíbles.

Desde la historia de un legendario pistolero con dotes de cantante hasta una historia de amor durante una caravana, pasando por un artista y su espectáculo freak, un buscador de oro de minuciosa tenacidad, un ladrón de bancos cuyo destino está marcado y finalmente un viaje en diligencia más cerca de Edgar Allan Poe que de John Ford. Cada historia tiene su ritmo, tono y un tipo de final bien distinto. Pero todas son excelentes. No son pretenciosas, aunque sí en muchos casos son disparatadas, surrealistas o particularmente trágicas. Más cercanas a escritores como Jack London, en el cual uno de los seis relatos está basado, la película simplemente es original, diferente a todo lo que hoy vemos. En épocas en las cuales el cine y los espectadores sólo parecen interesarse en películas basadas en eventos y personajes reales, una película así es la recuperación del cine como arte para reflexionar sobre el mundo sin convertirse en la portada de una revista semanal. Finalmente, el estreno simultáneo en cines y en Netflix parece marcar un camino hacia el futuro. Si una película es excelente, lo mejor es que sea vea y llegue a la mayor cantidad de público. The Ballad of Buster Scruggs no es una serie de seis horas, sino una película de dos horas y quince minutos, otro punto más para los Coen, fieles a sí mismos y gracias a ello, también al cine.