Peliculas

Fin de semana en Croacia

De: Kim Farrant

El mayor riesgo de la existencia de películas como Fin de semana en Croacia es que nos acostumbremos a ellas y empecemos a creer que el cine es esto. Había una época donde estas cosas tenían un nombre que definía su calidad: telefilm. A diferencia de los largometrajes para cine, estos títulos tenían actores menos importantes o caídos en desgracia, guiones tontos y poco trabajados, puesta en escena hecha sin demasiada sofisticación y cómo armada con un manual. Las notables excepciones no hacían más que confirmar la regla. Pero incluso aquellos que hacían buenos telefilms, hubieran hecho algo mejor si lo hubieran realizado para cine. En la era del streaming esa barrera se volvió difusa y el espectador recibe con la inocencia de un cachorrito algo sofisticado como una tontería que no merecería que perdamos un minuto de nuestras vidas. Para las películas de verdad las salas de cine tienen cada vez menos espacio, para largometrajes como Fin de semana en Croacia el streaming tiene un lugar de privilegio en su vidriera.

Beth es una americana que vive en Londres. Ha sido madre hace poco y realiza por primera vez un viaje sin su bebé para para poder ir a Croacia a ver a su gran amiga Kate que acaba de divorciarse. Luego de una salida juntas Beth amanece sola en el departamento y no hay señales de Kate. Poco a poco las pistas llevan a la inevitable conclusión de que ha sido asesinada. Beth deberá quedarse allí hasta averiguar lo que ha ocurrido.  Nada es lo que parece y la historia se encarga de decirlo la suficiente cantidad de veces como para que sigamos esperando vueltas de tuerca. Las postales están realizadas con una hermosa fotografía pero el montaje del largometraje y el trabajo de cámara tiene un nivel de sofisticación cero. Pura rutina, puro telefilm.

A continuación se analizan elementos de la trama, a quien no haya visto la película y quiere sorprenderse, se le aconseja no seguir leyendo.

Cada época tiene su paradigma, cada momento tiene vientos que soplan en una dirección. Un verdadero artista puede acompañarlos si estos coinciden con su arte o ir contracorriente si es lo que le indica su sensibilidad y pensamiento. Fin de semana en Croacia busca llegar al corazón mismo de la demagogia estableciendo un contundente mapa de hombres nefastos. Infieles, violentos, ladrones, estafadores, violadores, acosadores, pervertidos y asesinos. Solo se salva de esta lista de criminales un refugiado sirio viudo que se ha escapado de su país luego de que fuera bombardeado. Se podría creer que todo esto es para lograr que la trama funcione y sorprenda, pero se le va un poco la mano con el abanico, ya que todos juntos suenan más ridículos que amenazantes. El hombre blanco occidental significa el mal y la peor amenaza para las mujeres.

Hay mujeres policías rectas, como también abogadas, la amiga queda atrapada entre justos y pecadores pero la película se encarga de marcarle la cancha, porque después de todo ha sido mala y libertina. Beth, por otro lado, también aprendió una lección: nada de andar de viaje. Si tuviste un bebé, quédate en casa o como mucho andá al parque a pasear. Extraño la época en que las películas de mujeres que sufrían a los maridos malvados protagonizaban películas que al menos apostaban a la diversión y la narración con fuerza, muchas veces con venganzas catárticas más efectivas que esto. Ahora todo es un pequeño drama con resoluciones ridículas y escenas imposibles. Me recuerda a cuando las actrices de series de televisión se quedaban sin éxitos genuinos y empezaban a protagonizar policiales muy berretas para televisión. Todo se puede discutir y analizar, lo que está fuera de discusión es que si se siguen imponiendo estos productos el cine se va a ir apagando poco a poco.