Cine Clasico

El enemigo público Nº 1 (1935)

De: John Ford

El enemigo público Nº 1 (The Whole Town’s Talking, 1935) es una comedia policial dirigida por John Ford y protagonizada por Edward G. Robinson y Jean Arthur. El título original ya había sido utilizado por otra película con la que esta no tiene vínculo alguno y el título con el cual se estrenó en Argentina se parece mucho al muy cercano film de gángsters El enemigo público (The Public Enemy, 1931) de William A. Wellman, protagonizada por James Cagney. Aclaradas estas ambigüedades iniciales también hay que mencionar que Edward G. Robinson se había convertido en estrella por ser otra de las estrellas del cine de criminales al tener el rol central en El pequeño César (Little Caesar, 1931) de Mervyn LeRoy. Es por esto último que Edward G. Robinson era el actor ideal para este papel y este trabajo sería el que le daría un nuevo empujón a su carrera levemente estancada luego de aquel otro gran éxito.

Arthur Ferguson Jones (Edward G. Robinson) es un tranquilo empleado de una agencia de publicidad. En secreto, está enamorado de la impetuosa Wilhelmina Clark (Jean Arthur), quién apenas se fija en él. Él respeta todas las reglas y ella no tiene problema alguno si pierde su trabajo. Pero la vida de ambos cambia de golpe cuando Jones resulta ser idéntico al famoso ladrón de bancos “Killer” Mannion y es detenido por la policía. Obviamente, el papel del criminal también está interpretado por Edward G. Robinson. El empleado más gris se convierte entonces en el centro de atención, para bien y para mal. Su jefe, sus compañeros de trabajo, la policía y la prensa verán en él a una figura atractiva que lo convertirá en celebridad.

La película tiene un ritmo típico de la década del treinta, la velocidad de las primeras escenas son un ejemplo perfecto de como se entendía el cine por aquellos años y el propio John Ford acelera su ritmo para mimetizarse con este estilo. A Ford siempre le gustó la comedia y este es un buen ejemplo de su oficio. Para ello no sólo cuenta con una pareja protagónica inmejorable, sino también con gran parte de la troupe de actores que lo acompañarán durante años. Cualquier admirador de John Ford reconocerá esas caras y el perfil actoral de cada uno de ellos. Si Robinson brilla en su doble papel, casi una parodia de sí mismo enfrentada al verdadero actor, Jean Arthur muestra la perfección de su talento como comediante desfachatada, adelantada a su época como toda gran actriz de la Screwball Comedy. A su modo, El enemigo público Nº 1 pertenece también a ese género.

El tema del doble ha sido utilizado en muchas ocasiones y los que conocemos el cine argentino sabemos que infinidad de comediantes han hecho alguna película con el doble papel de ciudadano inocente versus criminal buscado. Alias flequillo (1963) con Pepe Marrone y Gran Valor (1980) con Juan Carlos Calabró son dos ejemplos, pero no los únicos. Con esta misma historia Shah Rukh Khan protagonizó en la India la película Duplicate (1998) pero no ha sido oficializada como remake, como ocurre con muchos títulos de Bollywood. Acá se le suma otro tema muy de moda en la década del treinta que es la locura mediática. La prensa desesperada por noticias explosivas y primicias a cualquier precio, algo que justamente ayudó al crecimiento del género de gángsters en el cine. Los periodistas corriendo hacia sus teléfonos, las fotos con esos enormes flashes y los diarios como parte de la trama son una constante de aquellos años.

Unos meses después del estreno de esta película John Ford estrenó el que sería uno de los films más prestigiosos de toda su carrera, El delator (The Informer, 1935) por la que ganaría el primero de los cuatro premios Oscars a mejor director. Aunque seguiría teniendo espacio para películas ligeras, luego de ese clásico la fama de maestro del cine lo pondría por encima de todos sus colegas, forjando la leyenda que todos conocemos y que, obviamente, se ajusta a la realidad. El enemigo público Nº 1 creció a la sombra de los clásicos de Ford, pero no solo es una buena película, también es la confirmación del talento de su realizador en diferentes tonos y géneros.