No hables con extraños (Speak No Evil, Estados Unidos, 2025) es una película de suspenso que recuerda en su primera parte a las perturbadoras historias de violencia pueblerina de las películas de los setenta. Donde personas civilizadas se veían sumergidas en un espiral de locura cuando hacían contacto con habitantes de lugares menos urbanos. Acá son dos familias que se conocen durante las vacaciones y no parece ser un escenario de particular peligro, más allá del horror social de hacerse amigos de golpe durante los días de descanso. La simpática pero algo rara familia británica invita a la familia americana a pasar unos días en su hermosa finca, alejados de todo ruido y molestia. Al aceptar, sin embargo, se están internando en un infierno que muestra sus garras poco a poco. La incomodidad de los desconocidos amistosos que también supo explorar la comedia norteamericana de los ochenta, incluyendo tensiones sexuales, juegos de verdades y mentiras y demás, aparece en algunos momentos, aunque poco lugar para el humor queda cuando se empieza a sospechar que existe un horror innombrable detrás del matrimonio que vive en la finca y su hijo que no habla.
La exploración psicológica y social de la primera parte funciona muy bien y la figura de James McAvoy es realmente temible, sin duda él debe llevar la parte más difícil, pero consigue ser molesto, sobreactuado, perturbador, todo lo que un psicópata con un plan podría hacer para envolver al inocente matrimonio americano. La película no consigue darles una dimensión completa a las víctimas, aunque lo intenta, simplemente nos generan empatía por ser justamente eso, víctimas. Pero si la película tiene aires de los setenta, toda la última parte se vuelca al exceso sin sentido de los cine de los noventa. Donde los golpes de efecto, las sorpresas y las idas y vueltas se multiplican hasta agotar. Ese cambio de tono parece más una imposición que un desarrollo natural del tono de la película. Su primera parte es buena, luego pierde interés para terminar en rutina. Los temas, sin embargo, quedan instalados.