Cine Argentino

La pródiga

De: Mario Soffici

La pródiga, dirigida por Mario Soffici, es un caso muy raro dentro de la historia del cine argentino. De hecho es un caso único, ya que fue terminada en octubre de 1945 y estrenada recién en 1984. Las historias alrededor del film son mucho más interesantes que el film mismo. Su protagonista, Eva Duarte, es el motivo por el cual la película, ya terminada, fue sacada de circulación y recién pudo verse en agosto de 1984, en un estreno que no fue todo lo exitoso y glamoroso que alguien pudiera imaginar. Es difícil que un film de esa época, en blanco y negro, pudiera arrastrar mucho público. No importa la fama política de la protagonista, La pródiga nunca se convirtió en un film de culto. La imagen de Eva Duarte no es la imagen de Eva Perón en el imaginario. A riesgo de que entre en crisis la idealización inmaculada, nunca se le dio particularmente importancia a este rol o el previo, en la mítica La cabalgata del circo (1944).

La pródiga tiene guión de Alejandro Casona, según la novela de Pedro Antonio de Alarcón publicada en 1882. Cuenta la historia, a modo de flashback, del encuentro entre la dueña de una gran casona en medio de un valle y un ingeniero que se encuentra con ella, iniciando un vínculo, que pone en crisis la vida de ambos. Julia (Eva Duarte) es una mujer que frente al suicidio de su marido, y luego de dos años de luto, se ha entregado a una vida licenciosa. La vida le ha dado una segunda oportunidad y decide volcar su fortuna a ayudar al prójimo. Por ese motivo la apodan “La pródiga”. Vive recluida pero es querida por todos en el valle. Un melodrama de manual, bien al estilo de los que se hacían en la Edad de oro del cine argentino. Los que podía protagonizar, por ejemplo, Mecha Ortiz, la actriz original elegida para protagonizar la película.

La carrera teatral y radial en ascenso de Eva Duarte tuvo un despegue violento cuando comenzó su relación con el Coronel del ejército Juan Domingo Perón. Las tensiones políticas y los manejos de poder torcieron la carrera de la joven actriz. Así fue como a pesar de tener un rol secundario en la película de 1944 La cabalgata del circo, el espacio que ocupó mayor del natural y las tensiones con la estrella Libertad Lamarque no se hicieron esperar. Hay muchas versiones encontradas sobre aquel rodaje, pero lo cierto es que luego de ese rol, Eva Duarte consiguió un protagónico absurdo para el nivel de carrera que ella tenía. En su autobiografía, Mecha Ortiz recuerda: “… mi perspectiva inmediata en ese entonces fue quedarme sin hacer el film que más me entusiasmaba y lo que es peor aún, “advertida” de no hacer conocer mi disconformidad.”

La película fue filmada en los Estudios San Miguel. En 1937 Miguel Machinandiarena fundó la empresa cinematográfica que comenzó a construir sus instalaciones en la localidad de Bella Vista. El estudio comenzó a estrenar sus producciones en 1940 y en 1943 llegó a producir siete películas. Sus últimas películas fueron de 1952 y en su haber hay varios clásicos de la historia del cine argentino. Según cuenta Fernando M. Peña en su libro Cien años de cine argentino “en 1945 el estudio se desentendió de Lamarque y procuró el estrellato de su rival Eva Duarte en La pródiga (que dirigió Mario Soffici). Eva ya era pareja de Juan Domingo Perón y el proyecto pudo ser parte de los intentos de Machinandiarena por acercarse al poder y recuperar la concesión de los casinos de la Costa Atlántica que el gobierno le había quitado en 1943”. Pero todo ocurrió tan rápido que para cuando la película estuvo terminada la política se la llevó puesta. Lejos de ser un film querido por Eva Duarte y su flamante esposo, se le ordenó al productor que se cancelara su estreno quemara todas las copias existentes. Sin embargo Machinandiarena guardó una copia en un “lugar secreto” (supuestamente en Montevideo). Años más tarde fue rescatada por su nieto Víctor Bó, quien la vendió a la empresa Aries Cinematográfica para su comercialización con el regreso de la democracia.

La película, que no llega a 70 minutos, es una narración estándar, sin los prodigios propios del cine del gran Mario Soffici. Carece de identidad visual y se le nota un rodaje apurado y un presupuesto limitado. Hay algunos secundarios importantes elevan la categoría de la película. La protagonista, como corresponde una diva de melodrama de aquellos años, baja la escalera –humilde, porque es una estancia- a los ocho minutos de película. Nadie, al ver esa escena, podría pensar que tiene destino de estrella. Es un poco absurdo el protagónico y en manos de, por ejemplo, Mecha Ortiz la película hubiera mejorado. El galán del film, Juan José Miguez, se vio algo sorprendido y hasta ofendido por la elección de una actriz menor para trabajar con él, pero luego el vínculo entre ambos fue bueno y se hicieron amigos. Mario Soffici, que no tuvo –según sus propias palabras- relación alguna con la elección de Eva Duarte, nunca tuvo para ella las palabras negativas que otros colegas tuvieron.

Lo sorprendente es que el pasado licencioso dejado atrás para convertirse en la santa de su pueblo, entre otros apuntes del guión, bien podría haber sido una especie de nota cinematográfica acerca de la artista que se pasa al mundo de la política. Pero ni eso sirvió para que la película pudiera ver la luz. Si había que construir un mito, un relato, la película no iba exactamente en la dirección adecuada. Si uno ve las imágenes hoy, se da cuenta que no se parece a Evita. ¿Acaso el cine no consiste en componer personajes? Al parecer el plan era otro, nada inocente, y La pródiga le quitaba glamour al nuevo personaje, cuyo guión no debía tener fallas. Un plan no debe tener cabos sueltos y la película era uno de ellos.

Pero dejemos que la propia Eva Duarte evalúe su nivel actoral. Según sus propias palabras, ella decía de sus valores como actriz: “En el cine, mala; en el teatro, mediocre; en la radio, pasable”. Aun así consiguió este protagónico por contactos políticos, anunciando como serían las reglas para la colonia artística de ahí en más. Persecuciones políticas, proyectos elegidos a dedo por autoridades del gobierno y la colonia artística que o bien buscaba tener un buen vínculo con el poder, o bien podía elegir irse a trabajar a otro país, cosa que muchos tuvieron que hacer.

En cuando al director Mario Soffici queda claro que este film pudo haber significado un retroceso, pero al no estrenarse no afectó su carrera. Mucho se ha dicho acerca de que su obra dejó de tener el contenido social que había poseído durante sus primeros años como director, pero es cierto que Soffici siempre alternó diferentes tipos de películas, las más sociales y dramáticas y las más ligeras adaptando textos extranjeros. La pródiga sería irrelevante para su carrera si no fuera por la curiosidad histórica que la rodea. El único protagónico de la joven actriz Eva Duarte, quien dejó el cine cuando tenía veintiséis años. Su vida sería objeto de muchos films, pero su carrera de actriz fue breve y poco relevante.