Peliculas

Blue Beetle

De: Ángel Manuel Soto

El fracaso de público y crítica de Blue Beetle tiene dos razones claras. Por un lado se trata de una película mala, llena de lugares comunes, que busca instalar sin gracia un nuevo héroe para el universo cinematográfico de DC Comics. Por el otro, una especie de Día del orgullo latino que está forzado a un nivel abiertamente racista. La tesis es que el público latino necesita héroes latinos, ya que no tendría la chance de disfrutar genuinamente de héroes que no pertenezcan a su etnia. Cada raza precisa su héroe, cada raza sus películas, cada raza directores que sean de ese grupo y así. Las razas no se mezclan, las etnias no pueden cruzarse, la integración no es posible. Las películas, entonces, deberían ser sobre espectadores que pagan entradas para ver sus propias caras en una película sobre espectadores que pagan entradas para ver sus propias caras en una película sobre espectadores…

No importa tu tesis si tu película es buena. Blue Beetle no nació latino, pero como muchos personajes, tuvo varias versiones y diferentes nombres fueron ese héroe en distintos momentos.  La última de ellas, que ya es conocida, y lleva varios años dando vueltas, es Jaime Reyes y en esa se inspira esta versión cinematográfica. De la variedad mencionada la película se hace cargo, por la presencia misma de las industrias Kord, apellido del segundo Blue Beetle de la historia. Jaime Reyes (Xolo Maridueña, uno de los protagonistas de la serie Cobra Kai) se acaba de recibir. Es el orgullo de su familia latina por ser universitario. Las cosas están mal para su familia cuando Jaime regresa a Palmera City Pero. El joven no consigue trabajo y se debe conformar, por ahora, con un puesto junto a su hermana en las industrias Kord. Aunque la película no lo resume, yo lo haré acá: termina con el traje de Blue Beetle, pero, contrario al deseo de la CEO de las industrias Kord, Victoria Kord (Susan Sarandon), se convertirá en superhéroe.

De las poco más de dos horas que dura este largometraje, un tercio está dedicado a como se convierte en el superhéroe y también en como aprende a usar el traje sin problemas. Todo esto acompañado por el mayor número posible de citas, guiños y elementos demagógicos para representar a la comunidad latina. El único que escapó de esa trampa racista fue Robert Rodríguez en Mini espías, una cineasta que entendía como incluir lo latino en sus personajes sin que parezca una obligación. Esto no pasa aquí. Una vez más: los latinos solo consumen cosas latinas. Es tan, pero tan abrumadoramente bobo esto que es difícil mantenerse concentrado en el pobre guión que une la historia. La única referencia esperanzadora está en el Chapulín Colorado, que hasta está en una escena post créditos. Pero eso es mérito del Chapulín, que nos caería simpático aunque lo pusieran al final de Manchester By the Sea o Masacre: venga y vea.

En este mundo digital feo y tonto, es siempre un placer ver como Susan Sarandon, una mujer de ideas políticas progresistas y comprometidas, sigue su lucha por combatir al sistema desde adentro. Su plan es perfecto: cobrar fortunas por trabajar en los productos de las corporaciones y llevarse el dinero sucio del capitalismo para secarse las lágrimas que le producen las injusticias del mundo. Bien por ella. Acá, como regalo, realiza una actuación horrible. El resto es un seleccionado latino estereotipado. Una troupe de latinos profesionales que hacen chistes con frijoles, cantan, bailan y se abrazan. Hablan en inglés pero van mechando con sus palabras graciosas en español. El público, latino, anglosajón o marciano, demostró que no tiene el más mínimo interés en estas cosas. Qué pase el que sigue.