Cine Clasico

Brannigan

De: Douglas Hickox

 

Brannigan (1975) es el segundo de dos policiales que realizó John Wayne al final de su extensa e incomparable carrera. El anterior, McQ (1974) fue la respuesta al éxito de Dirty Harry (1971) de Don Siegel, un rol que estuvo a punto de protagonizar Wayne y que terminó siendo un rol definitivo en la carrera de Clint Eastwood. Wayne, por no haber aceptado ese rol, eligió entonces hacer no uno, sino dos policiales. Después de este par de films cerró su carrera con dos westerns El alguacil del diablo (1975) y El último pistolero (The Shootist, 1976) sublime obra maestra y despedida de John Wayne dirigida por Don Siegel, justamente el director de Harry el sucio.

Brannigan es un duro policía de Chicago que debe viajar a Londres para extraditar a un gángster Ben Larkin (John Vernon) atrapado en esa ciudad. Al llegar le asignan una compañera, la sargento detective Jennifer Thatcher (Judy Geeson), que será su guía en la ciudad. El comandante sir Charles Swann (Richard Attemborough) un policía aristócrata de rígida moral será también ayuda y producirá algunos de los esperados choques culturales y de comedia que la película tiene. Pero cuando el Mel Fields (Mel Ferrer) el corrupto abogado de Larkin esté buscando ayudar de manera turbia a su cliente, este será secuestrado y todos deberán resolver la inesperada nueva situación que se presenta.

Es raro, claro, ver a John Wayne haciendo de policía, aun cuando el papel le queda bien. Su andar inconfundible se mantiene pero es divertido verlo moverse de traje por las calles de Londres. La película tiene un elenco de grandes, donde Attemborough, ya una leyenda en el cine inglés en aquella época, pero todavía sin su Oscar como director por Gandhi ni su paso por Jurassic Park, se luce en todos los pasos de comedia, que no son pocos. El film es de acción, pero claramente tiene un tono ligero al mismo tiempo.

Está muy bien lograda la amistad con la sargento detective Thatcher, con quien hay un poco de simpatía pero en definitiva en una relación acorde a la diferencia de edad y profesionalismo de ambos personajes. Como en gran parte del final de su carrera, John Wayne se ríe de sí mismo, su edad y hasta de su cuerpo. Wayne ya estaba muy enfermo cuando hizo este film, lo que lo limitada en la acción. Por suerte el director, Douglas Hickox, sabe cómo resolver esto y a la película no le faltan escenas y no se ve nunca estática.

Por otro lado Brannigan hoy tiene un beneficio extra y es lo notable que es la presencia de la ciudad de Londres en cada una de las escenas. No falta, claro, Piccadilly Circus y Regent Street, tampoco un paso por el Tower Bridge antes de ser pintado con los colores que tiene hoy en día.  Una pelea de bar al estilo del Oeste transcurre en Lamb Tavern en el bello Leadenhall Market. Isle of Dogs, todo el sector de los Docklands, Canary Wharf, un sector de la ciudad de Londres que ha cambiado muchísimo desde 1975. El valor casi documental del film es notable. También hay escenas filmadas en el Garrick Club, un exclusivo club que no permitía cámaras pero gracias a la presencia de Richard Attemborough pudo hacerse una excepción. No se trata de una cuestión vacía, sino que le suma mucho a la película la presencia tan real de la ciudad.

Y si de ciudad se trata una de las escenas más famosas y notables de la película es una persecución de auto muy bien realizada, donde John Wayne en un Ford Capri coupé recorre Londres y termina de forma espectacular en el Tower Bridge. Tampoco son menores las escenas iniciales donde se muestra la ciudad de Chicago. La década del setenta en el cine se caracterizó por esa manera realista de mostrar las ciudades, alejándose de los estudios. Brannigan no será uno de los mejores films de John Wayne, pero sin duda es muy entretenida y el paso del tiempo le ha caído muy bien. Un policial divertido, entretenido y con un elenco de lujo, empezando por el incomparable Wayne.