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Bronca

De: Lee Sung Jin

Bronca (Beef, Estados Unidos, 2023) es una miniserie de diez episodios hecha para Netflix. Decir que una serie es una de las mejores o peores del año es una manera de enfatizar que una serie nos gustó, porque si acaso no se logra con las películas, ni el más exhaustivo de los espectadores llega a ver un número importante de series o miniseries como para afirmar algo así. Mi primera sensación es que se trata de una de las series más sobrevaloradas del 2023, porque decir que es una de las peores sería perdonar un montón de producciones intolerables de las cuales no se puede tolerar más que un episodio. No hay motivo alguno para completar los 10 episodios de Bronca excepto el laboral. Ahora puedo escribir sobre la miniserie porque se como se desarrolla hasta el supuesto final.

La historia de la serie comienza con una pelea de manejo. Dos personas distintas con realidades muy diferentes se cruzan por azar y ambos piensan que el otro ha sido violento e irrespetuoso en su forma de manejar, lo que produce un ataque de ira en ambos. Danny (Steven Yeun) es un contratista con todo tipo de conflictos que vive haciendo trabajos para ir juntando el dinero necesario. Amy (Ali Wong) una mujer empresaria casada con un hombre de mucho dinero, pero con la tensión de estar apunto de vender su empresa a una millonaria demente (María Bello). Danny maneja una pickup vieja, Amy un Mercedes Benz nuevo. Si vamos a darle fuerte a la obviedad, que sea fuerte de verdad. Esa pelea inicial irá escalando hasta convertirse en una batalla sin cuartel que pondrá en riesgo el mundo de ambos. El conflicto entre ambos va destapando poco a poco las angustias personales de cada uno. Aunque se odian, tal vez ambos tengan algo en común.

Imaginen un episodio de Relatos salvajes (2014) de Damián Szifrón y en lugar de contarlo en 30 minutos se lo cuenta en más de 300. ¿Demasiado? Sí, por supuesto. Desde Stan Laurel y Oliver Hardy que sabemos que un conflicto simple convertido en batalla campal no necesita una extensión tan larga. Pero el consumo de producciones audiovisuales ahora es así y estas son las reglas. Y la regla dice: ¿Por qué vas a hacerle perder dos horas a una persona si le podés hacer perder cinco o más? Gracias por nada, creadores de Bronca. Tomar una historia de treinta minutos, ponerla sobre la mesa y sumar ideas hasta construir algo mucho más complejo. Las ramificaciones son cada vez más ridículas, solemnes y finalmente aburridas. Si hay algo que no tiene Bronca son ganchos para seguir la historia. Abandonarla es lo más razonable, pero ahora que la miniserie está ganando tantos premios, incluso una o dos temporadas más son posibles.

Aunque la mayoría de las críticas no lo mencionan, hay que destacar que todo ocurre dentro del ámbitos de familias asiático-americanas, algo que se ha convertido en un fenómeno de buena respuesta en la taquilla y casi una moda que lleva casi una década. Nadie se opone a la falta de diversidad si el elenco es casi completamente asiático-americano o si los pocos blancos anglosajones son malos o miserables. Al parecer el racismo no funciona en dos direcciones y la corrección política lava las culpas dándole a este tipo de producciones más premios de los que se merecen. Hay que defender la libertad de cualquier serie o película de mostrar el mundo como quiera, simplemente dejen que todos lo hagan, no solo algunos. Ni los actores están bien ni el guión lo está. A la mitad de la miniserie ya no queda nada excepto complicar sin sentido las cosas, subir la apuesta y entregarse a la tontería importante. Si en el camino algún blanco paga el precio, es irrelevante, porque lo que importa es que los protagonistas terminan encontrando su camino. El único tema interesante, el de aceptar que la bronca puede ser parte emergente de una sociedad que reprime sus angustias se agota en el episodio 1. Una vez más, esta historia podría haber sido una parte de una película, ni siquiera una película entera.