Cine de la india

Cirkus

De: Rohit Shetty

Cirkus es un ejemplo representativo del cine de la India en el siglo XXI. No es uno de esos títulos edulcorados u occidentalizados para el gusto mundial. Tiene todo el sin sentido y la locura de Bollywood, con canciones injustificadas, humor excesivo, melodrama desatado y una inverosimilitud que sólo los espectadores locales pueden disfrutar sin hacerse demasiadas preguntas.

La historia se inicia en 1944. El Dr. Roy Jamnadas (Murli Sharma), que tiene una teoría que contrapone la crianza con la naturaleza de los seres humanos, decide hacer un experimento para probar sus ideas. Separa dos pares de gemelos idénticos que encuentra en la puerta del orfanato que dirige y los da en adopción a dos familias diferentes, que viven en dos ciudades distintas. Un par se entrega a una pareja en Ooty y el otro par a una pareja en Bangalore. La primera rareza es que ambas parejas deciden llamarlos igual: Roy y Joy, en honor al Dr. Roy y su propio hermano adoptivo Joy.

El primer matrimonio adoptivo, los que adoptan a Roy 1 y Joy 1, dirige un circo y, después de su muerte, ambos asumen la responsabilidad de dirigir el circo. Los padres de Roy 2 y Joy 2, son una familia rica de industriales. Hasta ahí, podría ser una comedia de enredos y confusiones de identidad, un tipo de film que ha sido siempre exitoso en todo el mundo en todas las épocas. Pero la India no se conforma con eso, claro que no. Para agregar locura, Roy 1 tiene una extraña conexión con la electricidad y las corrientes eléctricas no le afectan. Se hace famoso en el circo con el show El hombre eléctrico. Pero cada vez que hace su show, en otra ciudad, Roy 1 recibe descargas eléctricas, generando situaciones cómicas sin sentido alguno.

Los gemelos están interpretados Ranveer Singh, Roy 1 y Roy 2 y por Varum Sharma, Joy 1 y Joy 2. Todo los espectadores esperan lo inevitable, y es que los dos pares de gemelos separados finalmente se encuentren. En medio de todo esto hay muchas más cosas, porque el Dr. Roy Jamnadas sigue de cerca su gran proyecto y, a lo largo de la película, habla a cámara, algo que lo convierte, al menos en parte, en el gran narrador de esta historia. También hay romance, parejas, desencuentros amorosos y las esperables confusiones de identidad. También hay un grupo de ladrones, porque en Bollywood todo puede entrar.

La estética es bien actual, tanto en lo positivo como en lo negativo. Está filmada en estudios y con mucho decorado digital también. Colores brillantes, iluminación excesiva y una mezcla de cine clásico de los estudios con programa infantil. Por momentos se ve muy lindo, por momentos se ve difícil de tolerar. Todo mezclado y desparejo. El humor, como dijimos, es descontrolado y aunque la película sea de gran presupuesto, los gags son de película hecha a las apuradas. Aún así, hay momentos genuinamente graciosos, los actores dan todo lo que pueden y la locura se impone por encima de todo. Cómo ocurre siempre, los que no vean mucho cine de la India pasarán más tiempo tratando de entender que está pasando que sufriendo por sus limitaciones.

El director de la película es Rohit Shetty, director de dos buenos títulos como Chennai Express (2013) y Dilwale (2015), aunque aquí el artificio es total y estéticamente se ve menos espectacular que los dos títulos mencionados. El tema central de la película es interesante y tiene un enorme peso para la India. La película propone que la sangre no es lo más importante, sino que lo que realmente vale es la crianza, una teoría que no todos en dicho país aceptarían. Pero para que Bollywood sea Bollywood, hay números musicales y el más importante está en mitad de la película y viene a cuento de nada. Ranveer Singh protagoniza un momento espectacular junto a Deepika Padukone, la superestrella de la India, esposa de Singh en la vida real. El personaje de Deepika se llama Meenalochini Azhagasundaram y aparece y desaparece en esa escena. Ese cameo es un momento sublime, pero si no estuviera no cambiaría nada la historia. Es sólo es extra de energía y fiesta que tienen las películas de la India. La entrada que se paga recibe a cambio todo lo que el espectáculo cinematográfico puede dar.