Series

Clickbait

De: Brad Anderson

Una cena familiar tensa es el prólogo de esta miniserie de ocho episodios australiana cuya historia transcurre en Estados Unidos. Al otro día la protagonista, Pia Brewer (Zoe Kazan) descubre accidentalmente un video viral en internet donde el protagonista es su hermano Nick (Adrian Grenier).  Allí él aparece golpeado y sostiene un cartel que indica que ha abusado de mujeres. El clip termina con una advertencia: si el video recibe cinco millones de visitas él será asesinado. Nadie entiende que pasa, porque Nick es un hombre de familia respetable y la denuncia solo se ha hecho con un video, no con la policía.

Su esposa Sophie (Betty Gabriel) y Pia (Zoe Kazan) se niegan a creer que es culpable. Pero poco a poco se empiezan a descubrir cosas que vuelven todo más ambiguo. Cada capítulo tiene un nombre que refiere a un personaje. El primero es La hermana y muestra la historia de ella en relación al caso. Luego iremos viendo otros puntos de vista, que le suman a la trama. No es una estructura de Rashomon, donde cada personaje habla del mismo incidente con otro mirada, sino que cada personaje aporta diferentes fragmentos que no contradicen a los anteriores, sino que los completa. El octavo episodio cambia el estilo de nombrar a los episodios y es el aviso de la debacle. Una pena, porque tiene momentos muy entretenidos antes de llegar a su final.

Los momentos más divertidos de Clickbait tienen que ver con su falta de un espíritu sociológico muy complejo. La miniserie no intenta explorar en serio las conductas de las personas en internet y las redes sociales, apenas es el punto de partida para lanzar el conflicto y armar el misterio que intenta sostener durante ocho episodios. Tal vez no sea tan malo que esa bajada de línea inicial se diluya, porque ahí mejora la miniserie, pero lamentablemente la retoma en el bochorno episodio final, donde nos enseñan lo malo de los chats y las aplicaciones para conocer gente. La tecnología sirve para cosas malas, para las buenas no hay series policiales.

Ya es un lugar común de las miniseries policiales el abrir un enigma cada vez más ambicioso para terminar la historia de cualquier manera. Es posible que un buen método para disfrutar estas series sea dejar de ver los episodios finales y quedarse con una mejor sensación en la memoria. Quien escribió el guión sabe como termina, así que todo lo bueno se reduce a cero cuando llega el desenlace. Otra vez será, Clickbait combina lo peor de los comentarios de Perogrullo sobre las redes y todos los trucos sucios de la historias whodunit. La serie misma, en sus promesas incumplidas, es un clickbait, mal que nos pese caer en el lugar común de burlarnos de su nombre.