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Cobra Kai

De: Jon Hurwitz, Hayden Schlossberg, Josh Heald

Una serie creada para You Tube, secuela tardía de una de las películas más exitosas y queridas de la década de los ochenta, retomando personajes en diez episodios de media hora cada uno. Eso es Cobra Kai, que llega treinta y cuatro años después del estreno mundial de Karate Kid (The Karate Kid, 1984) dirigida por John G. Avildsen, el mismo que había dirigido Rocky (1976). La película tuvo tres secuelas y una remake, lo que mostraba no solo el interés por la historia, sino también el desgaste que fue sufriendo. Pero contra todos los pronósticos, la serie gustó mucho y su éxito provocó una segunda temporada. Sin embargo es su estreno en Netflix y la certeza de una tercera temporada lo que supone un gran salto para la que sin duda es una de las más felices sorpresas de los últimos años.

Como su nombre lo anuncia, Cobra Kai comienza con la historia de Johnny Lawrence (William Zabka), el rival de Daniel LaRusso (Ralph Macchio), un perdedor que busca la redención reabriendo el infame dojo de karate Cobra Kai, reavivando su rivalidad con el ahora ganador y exitoso LaRusso, quien a su vez ha estado luchando por mantener el equilibrio en su vida sin la guía de su mentor, el Sr. Miyagi (Noriyuki Pat Morita). La serie los vuelve a enfrentar, pero esta vez mostrando completamente el punto de vista de Lawrence, lo que permite un giro a la historia original y le otorga una riqueza que la serie aprovecha desde el primer minuto.

La diferencia de clases se ha invertido y Lawrence vive en un departamento más humilde mientras que LaRusso vive en la parte alta y rica de la ciudad. La derrota en aquel torneo y la mala guía de su entrenador John Kreese (Martin Kove) han sido solo el comienzo de una lenta decadencia para Lawrence. LaRusso, es ahora un exitoso vendedor de autos que tiene la ciudad llena de sus avisos, aprovechando su éxito a partir de aquella victoria en el torneo de karate. Lawrence está separado y no se habla con su hijo, LaRusso está felizmente casado y tiene una hija adolescente y un hijo más chico.

Lo que motiva a Lawrence es ver a su vecino adolescente, Miguel (Xolo Maridueña) ser vapuleado por un grupo de chicos violentos. Se podría decir que decide volver al karate cuando ve a un nuevo LaRusso siendo víctima de chicos como los que el propio Lawrence fue años atrás. Con ese giro de la trama la serie supera ampliamente el concepto de secuela forzada y la moda de la nostalgia de los ochenta. Usa sí, el paso del tiempo y lo que conocemos de la película original, pero no basa sus méritos en eso. El personaje de Lawrence es excelente y es el verdadero protagonista de la serie. Aunque siempre quisimos mucho más a Daniel, lo cierto es que acá lo vemos tan seguro de sí mismo, tan ganador e incluso tan pedante que un poco nos sentimos alejados. Claro que ese también es un recurso de la serie. ¿Quedará algo del pupilo del Sr. Miyagi o ya no existirá más aquel personaje que todos quisimos?

Para aportar drama, la serie hace que la siguiente generación se involucre con el karate y la rivalidad entre Lawrence y LaRusso se reavive, en gran parte producto de los conflictos de sus hijos y de una serie de equívocos y malos entendidos. Varios personajes de la película original aparecen nuevamente, incluyendo al siniestro Kreese. Un uso funcional de imágenes de la película conecta a los poco memoriosos o a las nuevas generaciones con la historia original, pero la potencia narrativa está en el presente y los capítulos de media hora le dan un ritmo inusual a la serie, una de las más entretenidas que se hayan hecho en estos años. Lawrence se ha quedado en el tiempo en todo sentido, y su desinterés -y desconocimiento- sobre la corrección política es motivo de comedia, algo de lo que también hay mucho en la serie. El diálogo entre épocas se dan sin puritanismos pero tampoco con idealizaciones, Lawrence debe ponerse al día, pero no acepta los cambios ridículos, solo toma los que se da cuenta que son buenos.

La banda de sonido usa, como corresponde, éxitos de los ochenta y música de las películas del Karate Kid. La estética y la puesta en escena tienen muchos elementos de aquellos, lo que la convierte en una serie visualmente más prolija y narrativa, sin tanta confusión visual como ocurre actualmente. En la segunda temporada se arriesga un poco más a coquetear con recursos ya abandonados de aquellos años pero nunca se excede. Es un verdadero hallazgo como obtiene una perfecta fusión entre épocas, no solo en lo visual, sino también en las ideas. Varios momentos de delirio demodé se apoderan de la historia y relajan en esta época donde todos parecen estar preocupados por no cometer errores ideológicos. Ojalá la tercera temporada mantenga este rumbo.

Si saltamos de la butaca en el clímax de Karate Kid es porque el cariño por el protagonista era total. Acá tenemos el mismo compromiso emocional pero por Lawrence en primer lugar, y luego también por LaRusso. La serie es muy pero muy emocionante y el completar el punto de vista de la película es el más inesperado y a la vez sofisticado de los recursos que se podían usar para volver sobre los personajes. Durante años hubo una teoría viral acerca de que LaRusso arruinó la vida de Lawrence. No era tan así, claro, pero ahora vemos todo lo que le pasaba a aquel personaje.

La primera temporada es más sobria y algunos personajes quedan un poco relegados en la segunda, aun así la manera simple, ochentosa y muy entretenida en la que todo ocurre, hace que los veinte capítulos se pasen volando. Lejos de agotarse, la serie pide a gritos el estreno de la tercera temporada. Un éxito tapado que ahora llega a todos los espectadores. Cobra Kai entiende el éxito de aquella película y los cambios necesarios para darle nueva vida interés treinta y cuatro años más tarde.

Temporada 3.

Y la temporada 3 se estrenó finalmente el primer día del 2021. Ya con la certeza del estreno en Netflix y con todo el fenómeno alrededor. Esta nueva temporada ocupa la mitad del primer episodio en recordarnos como terminó la temporada anterior, algo más necesario de lo que algunos espectadores pueden creer. Como hay tantos cambios de bando en la serie, lleva unos minutos recordar en que quedaron las cosas.

Cuidado, a partir de ahora se anticipan elementos de la trama. Quienes no hayan visto la serie, se enterarán algunos detalles en los siguientes párrafos.

Esta nueva temporada trae dos elementos novedosos con respecto a las anteriores. Primero la historia de John Kreese y el camino que recorrió hasta ser como es hoy, incluyendo su traumático paso por la guerra de Vietnam. Y en segundo lugar el regreso de varios personajes de las películas. Kumiko (Tamlyn Tomita) y Chozen (Yuji Okumoto) aparecen cuando Daniel viaja nuevamente a Okinawa. Esta emoción solo es superada por el esperado regreso de Ali (Elizabeth Shue) en los episodios finales. Este personaje no solo es un motivo de festejo para los fans, también es un espejo en el cual los inmaduros Daniel y Johnny pueden verse como lo que son. Es un gran aporte su presencia. Hay también en la serie una insistencia en tratar de bajar la cantidad de personajes de villanos. Todos pueden ser héroes o villanos en algún momento. Incluso buscarle un origen a Kreese expresa una idea acerca del origen de la maldad en las personas.

Lo demás, a nivel estructura, son idas y vueltas de telenovela, con cierto agotamiento de las peleas y malentendidos, pero una intacta capacidad de entretener y hacer reír en los momentos humorísticos. La serie ya ha dicho casi todo lo que tenía para decir, ahora es simplemente una manera de pasar un rato con personajes queridos. La cuarta temporada ya está en camino. Con todo, sigue siendo la más querible y divertida serie que pueden empezar a ver hoy.