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Dolly Parton: Acordes del corazón

De: Andrew Fleming y otros

Acordes del corazón es una serie de ocho capítulos unidos por un punto en común: cada uno de ellos se basa en una canción de Dolly Parton. Es ella misma la que presenta cada una de estas historias y explica como compuso la canción. Claro que dentro de la historia el tema vuelve a aparecer, así como también otros temas cantados por ella. Ella es el corazón de la serie. Incluso las presentaciones las hace desde Dollywood, su propio parque temático ubicado en Pigeon Forge, Tennessee.

Quien no conozca a Dolly Parton tal vez no termine de entender muy bien el valor de la serie. Quien de verdad no la conozca debería darse el gusto de hacerlo, ella es una de las grandes artistas de la música popular. Para cobrar verdadera dimensión de quien es ella bastaría buscarla en internet, pero también en Netflix está disponible un documental llamado Dolly Parton: Here I Am, donde recorre de forma bastante clara su obra, sus pensamientos, el universo tan particular en el cual vive. Ella es una cantante y compositora de música country sin igual, pero ha ido más allá y su obra ha dado la vuelta al mundo.

Los capítulos, de una hora de duración cada uno, están filmados como telefilms, sus elencos tienen escasas estrellas pero muchos rostros conocidos. La actriz más famosa es Kathleen Turner, que aparece en el episodio 8. Y un detalle a destacar es que Patricia Wettig y Timothy Busfield, quienes interpretaban a uno de los matrimonios de la serie Treinta y pico, acá vuelven a aparecen como pareja. Sí, que quede bien claro, todo es televisivo y algo melodramático. El primer episodio es nada menos que Jolene. La historia le da una vuelta de tuerca al éxito gigantesco de Parton. El segundo episodio es una comedia acerca de una familia que debe enfrentar una serie de secretos que salen a la luz en el fin de semana en la que la joven hija se casa. La canción allí es Two Doors Down.

Las historias que se suceden varían mucho en efectividad y en parte dependerá de que tan cercano vea cada espectador el tema. Son dramas familiares, historias de amor, algunas más ligeras que otras. Son lacrimógenas en varios casos, pero su simpleza estética habla de una honestidad absoluta. La sensación es que la productora, presentadora y autora de la canción que abre el juego en cada episodio se siente a gusto con el formato. Como la propia Dolly Parton, las historias son de un gran humanismo. Podría decirse que son progresistas y los temas que incluyen perfectamente encajan en la agenda actual. Sin embargo es importante aclarar que esas son las canciones que ella compuso años atrás. Las historias hablan contra el racismo, el machismo, la homofobia, todas cosas que forman parte de la vida de Dolly Parton. Ella compuso varias de las canciones más feministas de la historia de la música popular, pero tampoco fue alguien que buscara la confrontación. Su discurso es su discurso y nunca se planteó, ni la serie lo hace, humillar o insultar al que piensa distinto.

El discurso es progresista, pero la manera en la que se cuenta la serie es de lo más convencional y conservador. La idea no es festejarse entre iguales, sino llegar a un público masivo, convencerlos mediante ideas claras y honestas, de las ideas que la artista propone. Y lo hace, claro, desde los sentimientos. Como una buena canción de música country, simple, pero honesta, con historias que conmueven y emocionan mucho. En un formato muy sencillo, pero que golpea en el corazón en cada episodio. Dolly Parton presentando es la certificación de esto. Y cuando suenan sus canciones en el momento adecuado, cada episodio alcanza su punto más alto. Acordes del corazón no es apta para cínicos ni para quienes se las saben todas. Para los demás, para los que todavía creen que la vida sigue valiendo la pena aunque sea difícil, esta serie funciona. Siempre hay una segunda oportunidad en el mundo de Dolly Parton.