Cine Oriental

El cuento de la princesa Kaguya

De: Isao Takahata

El cuento del cortador de bambú (Taketori Monogatari) es un cuento folclórico japonés del siglo X. Se le considera como el texto japonés más antiguo que existe, a pesar de que el manuscrito más antiguo data de 1592. El cuento también es conocido como La historia de la princesa Kaguya (Kaguya-hime no Monogatari), siendo nombrado así por su protagonista.

El cuento de la princesa Kaguya (Kaguya-hime no monogatari, 2013) es la última película del realizador Isao Takahata, co-fundador del Studio Ghibli, junto a Hayao Miyazaki. La desde del director no podía estar más a la altura de todas sus ambiciones e ideas. El texto, uno de los clásicos más grandes de la literatura japonesa, ya fue llevado al cine varias veces, incluyendo la versión de Kon Ichikawa de 1987, protagonizada, entre otros, por Toshiro Mifune. Sin embargo, y a juzgar por los resultados, el film de Takahata parece ser la adaptación definitiva de la historia. La delicada animación de la película le da a la historia una profundidad y belleza inigualables.

La película cuenta la historia de un anciano campesino que encuentra a una recién nacida dentro de un tallo de bambú que brilla en medio de la montaña y quien, junto a su mujer, decide adoptarla como si fuera su propia hija e intentar hacerla feliz. Desde el comienzo es obvio que no es una niña cualquiera y cada tropiezo de la vida la hace crecer de golpe un poco más. En poco tiempo llegará a la adolescencia y al ocurrir eso el padre creer que la joven está destinada a grandes cosas. Que no puede ser una campesina para siempre y que, por las señales que él mismo ha recibido encontrando oro y telas finas en otras cañas, debe convertirla en princesa. Así comienza un proceso donde los padres adoptivos intentarán que la joven se convierta en una princesa y se case con un hombre rico y poderoso.
Pero como en cualquier película del Studio Ghibli, ese no es el rol de una de sus protagonistas. Al igual que grandes maestros del cine clásico japonés como Mikio Naruse, Kenji Mizoguchi y Yasujiro Ozu, el destino de las mujeres está en el centro de la trama y la rebeldía de la protagonista volverá incierto el destino de felicidad que su familia intenta crear a su alrededor. De esa tensión está construida toda la película y Takahata apuesta a un film sin tantas aventuras, más bien contemplativo, donde vemos un amor por la naturaleza y las cosas simples que logra convencer con su arrebatadora belleza. La película tiene una ambición artística manifiesta, pero sin ser nunca pretenciosa. La complejidad de la obra consiste en que todo sea muy simple a la vista, aunque es un trabajo titánico construir una película como El cuento de la princesa Kaguya.

La melancolía Ghibli, el amor por la naturaleza, la heroína femenina, el sentido del humor, todo eso está presente en la despedida de Isao Takahata. La duración de dos horas diecisiete minutos es inusual pero al ver la película se entiende perfectamente que se trataba de un proyecto que no podía hacer concesiones. Las imágenes respiran un aire fuera de época, los encuadres son de una belleza comparable a cualquier otro maestro de la historia del cine. Conmovedora hasta las lágrimas, la historia es inolvidable. Se entiende que haya atravesado los siglos e impresiona como no ha perdido vigencia o interés. El cuento de la princesa Kaguya es una de las obras maestras del cine japonés de todos los tiempos. Una obra cumbre y definitiva.