Peliculas

El juicio de los 7 de Chicago

De: Aaron Sorkin

Aaron Sorkin, el prestigioso guionista de cine y televisión, responsable de títulos como The West Wing, The Newsroom, A Few Good Men, The Social Network y Moneyball entre otros trabajos, también se ha convertido en director y en esta ocasión decidió seguir los pasos de muchos realizadores que han aceptado trabajar para Netflix, asegurándose una exhibición mundial y, en este caso tal vez, algunos días en algunos cines de un par de países.

La acción que narra la película transcurre en 1969, durante la realización de uno de los juicios más célebres que hayan existido en la historia norteamericana de la segunda mitad del siglo XX. El mundo entero atravesaba una época de conflictos sociales y Estados Unidos no estaba fuera de ese clima mundial. La guerra de Vietnam había generado un malestar en muchos ciudadanos y las tensiones raciales también habían estallado en la búsqueda de una igualdad largamente postergada.

El juicio de los 7 de Chicago alude a un grupo de manifestantes acusados de cargos de conspiración, incitación a los disturbios y otros cargos surgidos a partir de protestas que terminaron en violencia en Chicago, Illinois, durante la Convención Nacional Demócrata de 1968. Aunque la marcha era inicialmente pacífica, todo derivó en incidentes, aunque nadie imaginó que eso pasaría a convertirse en una acusación tan grave. Los siete (ocho en un comienzo) no provenían todos del mismo lugar ni a los mismos espacios, porque lo que el juicio en sí mismo fue un evento caótico y de dudosa seriedad, algo que sin duda es el centro de la película.

Aaron Sorkin es un guionista tan famoso y respetado que ha convertido su oficio en un motivo de atractivo para ver ciertas películas. Su nombre a veces se vuelve más importante que el de otros integrantes del equipo, incluso el director. Por eso cada nuevo título con su firma tiende a ser juzgado con más énfasis desde el guión que la mayoría de las películas. Como acá también intenta brillar como director, no hay duda de que su autoría es completa. Sorkin no falla en la construcción de diálogos picantes, exactos, llenos de ideas. Nadie controla tampoco que algunos diálogos delante más la presencia del guionista que la vida de los propios personajes. Aunque está claro que un juicio es un espacio para hablar y en este caso expresar ideas políticas, lo cierto es que en varios momentos Sorkin se luce pero a la vez pone todos los focos sobre las hojas escritas de su guión.

No es un juicio muy serio, hay mucho humor, los disparates se multiplican y la película gana mucho cuando parece una comedia. Cuando necesita emocionar de manera estándar, Sorkin recurre a trucos bien clásicos que no le quedan mal, consiguiendo con creces su objetivo. El tono ligero de la historia no le quita valor al retrato de época que elige mostrar. Tenía historias mucho más siniestras que podría haber elegido, pero optó claramente por esta. Los reclamos políticos existen, la terrible situación que se vivía en aquel momento se muestra, pero la película puede ser juguetona y simpática aun en ese terreno. El elenco lleno de famosos está bien, pero Frank Langella como juez se lleva un punto extra, si acaso alguien tiene que elegir a uno entre todos ellos. Y el fiscal decente, por otro lado, es un gran personaje dentro de la lista de rebeldes, confundidos, atorrantes e igualmente comprometidos seres que pueblan esta película.