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La emperatriz

De: Florian Cossen, Katrin Gebbe

La mención de Isabel de Baviera tal vez no genere mucho interés al ser mencionada entre los espectadores, pero sí decimos Sissi Emperatriz inmediatamente salta la imagen de la trilogía de películas fastuosas y románticas protagonizadas por Romy Schneider. Aquellos títulos donde se idealizaba a la emperatriz son los films austríacos más famosos de la historia y también un clásico que dieron la vuelta al mundo. Aunque Romy Schneider murió joven, tuvo una gran filmografía con grandes clásicos y aún así su imagen siempre quedará asociada al personaje. Pero estos films de la década del cincuenta no fueron ni por asomo los únicos sobre Isabel de Baviera (1837-1898) y su historia. Sin esas películas tal vez no se hubieran multiplicado los títulos posteriores en cine y televisión, llegando a la actualidad con varios proyectos estrenados recientemente o por estrenarse ahora.

La era del streaming mostró las posibilidades de la realeza como tema y espacio para narrar conflictos. Las series permiten explorar con detalle aquellos años y sus protagonistas. Alemania aprovecha la moda y realiza esta serie que combina lo vistoso con lo polémico, que revisa y actualiza conceptos sobre el personaje y que, con clara astucia, conecta con temas del presente.

Isabel de Baviera (Devrim Lingnau) es una joven que llega a emperatriz por amor pero que no se siente a gusto con la rigidez de las normas que la rodean. También observa con honesta preocupación, las diferencias sociales y los conflictos que van creciendo a su alrededor.  Una mujer adelantada a su época en varios aspectos. Su matrimonio con Francisco José I (Franz Joseph I, en Alemán) se basó en un flechazo romántico que altero los planes de todos, ya que era la hermana de Isabel la elegida para el casamiento. Pero como si una Lady Di del siglo XIX se tratara, ella descubrió que la vida en el palacio no era lo que ella pensaba o tal vez lo que ella creía que podía controlar. Isabel de Baviera (Elisabeth von Österreich, en alemán) es una víctima y una heroína, lo que probablemente también tenga su costado artificial, como los films mencionados al comienzo. La serie busca tener una mirada siglo XXI y si alguien llega a ver esta serie dentro de setenta años (lo dudo) podrá decir que tiene una mirada demasiado fechada por su cosmovisión tan de 2022.

Pero todo el revisionismo en teoría lúcido y brillante, debe convivir con todos los trucos demagógicos y efectistas de moda. El romanticismo tipo telenovela y las escenas de sexo oportunamente distribuidas aseguran algo de picante para que nadie piense que se trata de una serie solamente histórica. Las intrigas palaciegas y las tensiones sociales también van tejiendo la trama que sostiene los episodios de esta primera temporada. En lo político también parece bajar línea con respecto a los conflictos políticos actuales, pero es más difícil de dilucidar desde la perspectiva de alguien que no es europeo.

Con virtudes y defectos, La emperatriz es el ejemplo perfecto de cómo hoy se cuentan esas historias hoy. En la década del cincuenta había una manera que con los años algunos cuestionaron, en el 2022 hay otra con sus avances y retrocesos. Yo sigo prefiriendo la versión más clásica, porque parecía más preocupada por el gran espectáculo y no tanto por la demagogia ideológica. Isabel de Baviera vuelve a estar retratada en una ficción y no será la última.