Peliculas

La jefa (2022)

De: Fran Torres

Para Argentina, España y Netflix ya son sinónimo. Para bien o para mal. La cantidad de producción española es enorme y el público en estos últimos años ha tomado verdadera dimensión del caudal de producción. Cines y series, algunas creadas exclusivamente para Netflix, son moneda corriente en las novedades de la plataforma. La trinchera infinita (2019), Hogar (2020), El practicante (2020), Dos (2021), Bajocero (2021), El hoyo (2020) y El páramo (2022) son algunos de los títulos que parecen marcar una tendencia: pocos actores y espacios cerrados o aislados del mundo. Algunas son de suspenso, otras de terror, algunas tienen intenciones más elevadas, pero todas parecen tener el mismo gancho. Ahora llega La jefa (2022) que cumple con estos elementos.

Sofía (Cumelen Sanz), una joven argentina que vive en España, ha conseguido el que parece el trabajo de sus sueños. Su jefa, Beatriz (Aitana Sánchez-Gijón) ha sido para ella un modelo empresarial. Aunque no amenaza jamás con ser una comedia, es imposible no pensar en El diablo viste a la moda (2006), más aún cuando la empresa está relacionada con la moda. Pero el mundo laboral va quedando de lado poco a poco. Sofía queda embarazada y teme por su futuro en la empresa, al mismo tiempo que no tiene deseo alguno de abortar. Se la ve muy creyente, lo que tal vez podría ser una especie de trampa de guión, pero ayuda a explicar su conflicto. Sofía no le dice a su novio colombiano (Alex Pastrana) del embarazo pero no puede evitar decírselo a Beatriz. Esta, que ha deseado desde hace mucho tener un hijo, le hace una oferta que Sofía no sabe si debe aceptar: quedarse con el niño.

Para que la operación funcione, Sofía debe pasar el embarazo lejos del mundo, en la casa de Beatriz fuera de la ciudad. Se vuelve más siniestro y la película juega con las reglas de cineastas parecidos y diferentes como Joseph Losey, Claude Chabrol, Robert Aldrich y Roman Polanski, entre otros directores que han observado las relaciones enfermizas entre personas y el juego de poder que se establece. No, no está a la altura de estos realizadores y está bastante claro que toda esa ambigüedad que mantiene el interés durante un rato luego se va apagando con los convencionalismos y con ideas para sorprender más que para reflexionar sobre estos temas. No llega a ser perturbadora, aunque por momentos sea entretenida. El guión va haciendo agua y el espectador deberá ser demasiado benévolo para dejar pasar sus incongruencias.