Peliculas

La última estafa

De: George Gallo

La última estafa (The Comeback Trail, 2020) cuenta la historia de Max Barber (Robert de Niro), un veterano productor de películas clase B. Bastante inmoral, ahora necesita encontrar con urgencia un nuevo proyecto para pagar la deuda que tiene con el mafioso local Reggie Fontaine (Morgan Freeman). Junto a su sobrino Walter Creason (Zach Braff), Max decide emprender la producción de una película con escenas peligrosas que podrían matar a su actor principal y así cobrar el altísimo seguro del film. Para que sea algo fácil de lograr eligen a Duke Montana (Tommy Lee Jones) quien supo ser una estrella del western y hoy ya anciano tiene problemas con el alcohol.

Esta comedia es una remake de una película olvidada de 1982 llamada también The Comeback Trail. Aquí las grandes estrellas prometen un gran entretenimiento y mucho humor, más aún con una idea de base ingeniosa y llena de posibilidades. Además, no es difícil ver una cierta inspiración en The Producers (1967) el clásico de Mel Brooks. El director de La última estafa es George Gallo, un raro realizador cuyo mejor film fue su ópera prima 29th Street (1991). Su obra ha sido siempre inclasificable y mayormente fuera del centro del cine americano.

Hay algunos momentos inspirados, pero esta película es principalmente una decepción. Tiene todo para funcionar, pero no lo hace. Requiere mucha complicidad y esfuerzo de los espectadores para dejar pasar su notable falta de timing y el desperdicio de talento que posee. Está hecho con un enorme amor por el cine y sus constantes citas a The Searchers (1956) de John Ford son una señal de que el director sabe de lo que habla. Pero incluso con mucha paciencia no hay forma. Los actores están más o menos bien, en particular Tommy Lee Jones pero Morgan Freeman tiene un rol que va totalmente en contra de su estilo y personalidad. No puede a esta altura hacer de villano. Irónicamente, recién al final la película tiene un poco de ingenio, pero justo allí termina. George Gallo no logra ponerle nunca la adecuada puesta en escena y todo, aun siendo una comedia simpática con actores muy queridos, es un proceso tortuoso sobre el que es mejor poner un manto de piedad.