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LA VIDA SIN BRILLOS

El documental es un género que ofrece todo el tiempo verdaderas joyas. Incluso en películas que no son obras maestras, el documental descubre historias que vale la pena ver. No hay reglas para el documental, incluso hoy día ya ni importa su duración. El documental ya no está atrapado entre el espacio lejano de los festivales de cine y el formato adocenado del documental de televisión antiguo. Es un género vital que hoy puede verse con mayor facilidad que hace una década. Argentina tiene todos los años ejemplos de grandes documentales y La vida sin brillos, dirigida por Guillermo Feliz y Nicolás Teté, es un gran ejemplo de lo que el género tiene para mostrar.

En la década del ochenta reunir al elenco de este documental hubiera sido todo un evento. En diferentes espacios, pocas veces reunidas, las protagonistas de este documental supieron ser sex symbol en los medios. Cine, televisión, teatro, revistas, ellas ocuparon un espacio en la primera plana de los medios y formaron parte de la historia grande del espectáculo en Argentina. Se hicieron famosas participando de los programas con más rating, de las películas más taquilleras, de las obras de teatro que tenían filas y filas para entrar en cada función. Eso fue hace ya mucho tiempo, pero la vida sigue. Los grandes cómicos y productores que trabajaron con ellas hoy ya no están. Murieron hace ya bastante tiempo en algunos casos. Las luces se fueron, cada una tuvo una historia más feliz o más dolorosa, pero todas fueron reunidas cuando en el 2015 fueron convocadas para una obra de teatro. José María Muscari, dramaturgo y director, estrenó la obra Extinguidas y las subió a las tablas una vez más. El documental cuenta la historia de la trastienda de esa obra, a la vez que va siguiendo a sus protagonistas en la vida cotidiana.

Adriana Aguirre, Noemí Alan, Luisa Albinoni, Patricia Dal, Silvia Peyroú, Mimí Pons, Beatriz Salomón, Sandra Smith, Naanim Timoyko y Pata Villanueva ya no son las jóvenes sexy symbol tapa de revista, son mujeres de diferentes edades pero ya no son el centro del mundo del espectáculo, todavía preocupado por la búsqueda permanente de juventud. Tampoco pudieron reinventarse para seguir siendo estrellas, como lo han hecho otras personalidades de aquellos años. Pero para unos y para otros, el tiempo pasa. Para todos pasa. Y el documental tiene la habilidad nada sencilla de mirarlas con infinito amor y ternura. Hay situaciones cómicas, otras patéticas, algunas muy angustiantes y finalmente hay una genuina y profunda emoción en todo lo que se cuenta. Imposible no querer a las protagonistas de esta película, imposible. No todas tuvieron la misma carrera, no todas están hoy en el mismo lugar, pero juntas son un retrato del mundo del espectáculo, de lo efímero y engañoso que es el concepto de fama, de lo que significa envejecer en general.

Hay tanto para aprender de estas mujeres, y tanto por entender sobre ellas y el mundo al ver la película, que más allá de las risas y las lágrimas que provoque este documental, lo cierto es que los directores lograron captar algo más trascendente que el mero seguimiento de estas mujeres. No necesita un documental ser una obra maestra para ser disfrutado, basta con saber elegir que parte del mundo decide contar y que historias elige para compartir con el mundo.