Cine Clasico

Las películas de Rocky

De: Sylvester Stallone

Sylvester Stallone entró para siempre en la historia del cine cuando escribió el guión de Rocky, la historia de un boxeador que sobrevive como puede, un tapado, que llega a pelear por el título mundial de peso pesado. Rocky Balboa se convertiría en unos de los personajes más populares de todos los tiempos y su creador lo interpretaría desde 1976 hasta la actualidad. Más de cuarenta años de películas que, más allá de los altibajos, merecen la fama que tienen y la popularidad que han logrado sostener en todo el mundo.

Stallone había llegado a Hollywood en 1969 y con idas y vueltas había buscado la manera de convertirse en actor. Papeles menores acompañaron esos primeros años, aunque poco a poco su nombre aparecía en títulos más reconocidos. No conforme con eso, tenía dos guiones que quería filmar. Su vida en el cine es muy parecida a la de su personaje más querido. Como Balboa, Stallone peleó contra los grandes y salió airoso, obteniendo una victoria con la que todos sueñan pero pocos obtienen. Cuenta la historia que el guión de Rocky le llevó tres días y medio de escritura. Varias fueron las fuentes que lo inspiraron, pero la más cercana se dice que fue la pelea entre Muhammad Ali y Chuck Wepner realizada en marzo de 1975 y que tiene algunos puntos en común con la pelea principal de la película. Pero claro, las historias de los peleadores tapados que luchan contra los campeones siempre han sido motivo de inspiración cinematográfica. También la vida de Rocky Marciano sirvió de motivación para Stallone. Como sea, hoy Rocky Balboa y la película de 1976 tienen vida propia y son el punto de partida de cientos de otros films e historias a lo largo del planeta.

Aunque no se ve en la película, el gran logro de Stallone fue no entregar su guión, sino pelear por él y solo cerrar un trato si el rol protagónico quedaba en sus manos. El estudio pensaba en estrellas de renombre, pero Stallone insistió y consiguió la luz verde para el proyecto, aunque con el trato vino un recorte del presupuesto, para evitar perder dinero en caso de que la película fracasara. Irwin Winkler y Robert Chartoff fueron los productores y a Sylvester Stallone lo acompañaron en el elenco Talia Shire, interpretando a Adrian, el gran amor de Rocky Balboa, Burt Young, como Paulie, el hermano de Adrian, Burgess Meredith, como el entrenador Mickey y Carl Weathers como el campeón Apollo Creed. Conformado ese elenco, la dirección recayó en John G. Avildsen, un director con cierto nombre que alcanzó aquí su punto más alto, aun cuando años más tarde lograra otro gran éxito con El Karate Kid (1984).

Rocky (1976)

El resto es historia. Como todo clásico, hay miles de anécdotas y cosas para contar, pero como suele ocurrir también con los clásicos, se habla mucho de cualquier cosa y poco de la película. La historia se centra en Rocky Balboa (Sylvester Stallone), un boxeador de poca monta que no tiene rumbo. Trabaja día tras día como cobrador de un usurero y pelea en clubes sórdidos por pocos dólares. No tiene gran fama entre sus pares, pero lo que más lo afecta es no conseguir el respeto del entrenador de gimnasio Mickey Goldmill (Burgess Meredith). Al mismo tiempo, Rocky está enamorado de Adrian Pennino (Talia Shire), una mujer muy tímida con un hermano alcohólico, Paulie (Burt Young). Es una pequeña historia acerca de un grupo de perdedores que tratan de sobrevivir en Filadelfia. Hasta que el boxeador campeón mundial de peso pesado Apollo Creed (Carl Weathers) elige a Rocky al azar como su oponente en una pelea por el título. Como un efecto de marketing, Apollo decide pelear en la ciudad de Rocky, demostrando que en Estados Unidos tienen una oportunidad. Apollo está confiado en que ganar fácilmente, pero del otro lado Rocky ve esta como la oportunidad de su vida. Con el amor de Adrian y el apoyo de Mickey, se prepara para dar pelea.

La película es un drama acerca de un héroe de la clase trabajadora, uno entre tantos que vive lejos de las luces y pelea no solo en el ring para conseguir el respeto de los demás y el propio. La estética de la película responde a las formas realistas de la década del setenta. Se parece mucho al cine de aquellos años. Y el rostro de los protagonistas también sería posible en una década donde el star system había cambiado su paradigma. Rocky es muy torpe, ensaya bromas para hablar con la mujer que le gusta, no es tonto pero es muy limitado a la hora de expresarse. Adrian es, como Balboa, una tapada, una mujer que vive escondida detrás de sus abrigos y sus lentes, atendiendo una tienda de mascotas. Su hermano la trata mal, no solo por ser alcohólico sino por estar resentido con la vida. Paulie estará marcado por esta característica durante toda la saga. El entrenador ve el potencial de Rocky pero solo acepta entrenarlo si ve en él las ganas de tomarse las cosas en serio. Son un verdadero equipo con el cual ningún espectador puede quedar indiferente. Stallone entiende perfectamente cómo tocar las teclas adecuadas de la emoción y la identificación.

También aparece un tema recurrente de todos los films: quien se confía, pierde. Quien se relaja y se siente victorioso antes del final, lo puede perder todo. El hambre de gloria juega un rol decisivo y para cualquier ser humano la idea de que luchar por algo hasta el final lleva a un triunfo –al menos moral- es algo muy movilizante. Solo uno de los miembros del equipo de Apollo Creed se da cuenta que mientras ellos cuentan billetes y hacen un show, el “Semental italiano” galopa hacia ellos con toda su fuerza. Esta lección se repetirá en la saga una y otra vez.

Rocky está lejos de cualquier triunfalismo, aunque consigue el equilibrio perfecto entre drama y felicidad. Con algunos toques de comedia para bajar la presión, pero siempre con el tono oscuro del cine de los setenta. El final es, sin dudas, lo que genera el amor incondicional para la película. Victorioso en la derrota, como dice la máxima fordiana, pero habiendo logrado todo lo que realmente importa. Demostrarle al mundo que Rocky Balboa vale, el respeto del entrenador, el cariño del público y, tal vez lo más importante: el amor absoluto de Adrian, ya que ese es el grito final y el cierre de la película. La historia de amor entre ambos es uno de los ejes principales de los films.

El estreno de la película fue un éxito absoluto. Diez nominaciones al Oscar fueron el cierre de un circuito que convirtió a Sylvester Stallone es una estrella y disparó una serie de películas sobre boxeadores que fueron mucho más allá de la saga de Rocky. Stallone fue nominado al Oscar a mejor actor y mejor guión. Shire, Young y Meredith también fueron nominados. Finalmente ganó Mejor película, mejor director y mejor montaje. Mucho se ha dicho que compitiendo contra títulos como Taxi Driver la película no merecía los dos premios principales. No estoy de acuerdo. Fue un gran hallazgo premiar una película tan inteligente y profunda como Rocky. Y por cierto, Taxi Driver no fue nominada a Mejor director. Martin Scorsese tendría su primera nominación recién por Toro salvaje (1980) una obra maestra cuya existencia se debe, en parte, a Rocky. Los productores del film de Scorsese son los mismos que produjeron Rocky, además. Gustos son gustos y los premios siempre arbitrarios, pero insisto, Rocky no es un film menor en comparación con otros títulos de ese año. Con respecto a Scorsese también hay que decir que el guión de Stallone incluye una fuerte presencia religiosa, incluso el primer plano que aparece en la película es la imagen de Jesucristo en el gimnasio donde Rocky entrena.

Rocky II (1979)

La película arranca con lo que será una marca de la serie: los últimos minutos del film anterior. La música de Rocky, ya un clásico en sí mismo, levanta a cualquier espectador de la butaca. Stallone es experto en el cine deportivo, en generar una reacción visceral sincera y honesta. Ahora no solo protagoniza y escribe, también es el director. Confiado en su producto, ahora hay más humor. Los contrincantes del film anterior se volverán a enfrentar. Rocky hubiera querido retirarse, pero no sabe hacer otra cosa más que pelear. Rocky se casa con Adrian. No logra capitalizar la popularidad de aquella pelea y cede frente a una revancha que Creed le pide porque su popularidad ha caído notablemente. Adrian da a luz a un niño prematuro, pero las cosas salen bien al final. Adrian es quien le dice a Rocky en el hospital que gane la pelea.

Los personajes han crecido, así como también el presupuesto. La emoción es tan grande como el primer film y la pelea final es excelente. Como si nunca hubiéramos visto pelear a Balboa, nos conmueve el clímax. Esta secuela está completamente justificada y tiene sentido. Rocky Balboa logra levantarse mientras Apollo queda en el piso del ring. Rocky se vuelve campeón mundial de la categoría peso pesado. Todos felices. Uno de los mejores momentos de la película es cuando Rocky corre por las calles de Filadelfia hasta llegar al final de las escaleras en la entrada del Museo de Arte de Filadelfia. Ya lo había hecho como un desconocido en el film anterior, en un momento clásico e inolvidable. Pero acá no corre solo, ochocientos chicos se van sumando y terminan con los brazos en alto como él. La síntesis perfecta de cómo creció el personaje pero también el actor.

Rocky III (1982)

Stallone entra aquí en la década del ochenta. Se nota en la estética de la película, nuevamente dirigida, escrita y protagonizada por él. La estética de videoclip cobra una presencia significativa. Rocky, como Stallone, es famoso y rico, vive defendiendo su título pero sus contrincantes no parecen estar a la altura. Mientras él se dedica a disfrutar de ese éxito sin riesgo, un retador se va acercando a él. James “Clubber” Lang (Mr. T) desafía a Rocky públicamente. Rocky. Esta vez es Rocky el que entrena en pleno show, sin concentrarse, sin ambición. Hasta participa de una exhibición absurda contra el luchador Thunderlips (Hulk Hogan). Mickey le dice a Balboa que las peleas eran sin contrincantes feroces, que esta vez con Clubber se va a complicar. El día de la pelea Mickey tiene un ataque cardíaco y Rocky sube al cuadrilátero sin su entrenador en el rincón. Pierde la pelea. Mickey muere. Pero surge un aliado inesperado: Apollo Creed. Su viejo rival, que ve la pelea como comentador, se ofrece para entrenarlo en el gimnasio donde él empezó. La evolución de ese personaje es lo mejor de la película. La amistad entre ambos es todo un hallazgo. Una canción de la banda de sonido se volverá un éxito gigante y un clásico instantáneo: Eye of the Tiger, interpretado por Survivor, es un tema que quedará siempre conectado con la película y está al nivel del tema de Rocky en cuando a impacto. La revancha contra Clubber termina con una victoria de Rocky, por supuesto.

Rocky IV (1985)

¿A dónde podía ir Rocky luego de los primero tres films? La respuesta es fácil: Hacia la forma más pura del espectáculo deportivo. Rocky IV son dos peleas, nada más. Todo lo que está fuera de esas peleas es un disparate. Stallone director, guionista y actor acá se lanza con todo. Un boxeador soviético, Ivan Drago (Dolph Lundgren, sublime) traído por una comitiva de la URSS, desafía a Rocky a una exhibición. Apollo pelea en lugar de Rocky, que lo entrena. Las cosas salen mal, Apollo le pide a Rocky que no tire la toalla y termina muriendo en los brazos de Rocky en el ring. Para vengarlo, Rocky desafía a Drago a una pelea que se celebrará el día de Navidad en Moscú.

La película tiene detalles insólitos, como el robot que Rocky le regala a su cuñado Paulie. Las canciones se multiplican y la estética de videoclip se apodera de la narrativa de la película. Muchas buenas canciones, buenos videoclips, incluso la presencia de James Brown cantando antes de la pelea entre Creed y Drago. La película es de una pureza total. Los arquetipos dominan la historia. Más básico no se consigue, el resultado es demoledor, avasallante, inolvidable.

Realizada en coincidencia con el comienzo de la Perestroika, la película termina con un discurso conciliador luego de representar dos batallas terribles. En la primera los soviéticos son malos sin matices, pero los norteamericanos son engreídos, irresponsables, preocupados por el show y las banderas más que por el trabajo y el compromiso deportivo. El resultado es una victoria aplastante de los soviéticos.

En la segunda pelea Rocky vuelve a sus raíces. Se entrena en una cabaña en el hostil clima de URSS. Se hace un montaje elemental pero efectivo, una contraposición digna de las vanguardias soviéticas de la década del veinte. Rocky entrena con elementos básicos, primitivos, naturales. Drago es tecnología, maquinaria y una ayuda química. Pero atención: Desde el comienzo se ve que Ivan Drago no está del todo contento con esto. Un detalle que explota al final cuando él se rebela contra su equipo de propaganda. ¡Lucho por mí! Le grita a la gente de su rincón. Incluso su esposa (Brigitte Nielsen) parece haberse convertido en su enemiga. La pelea es descomunal. Filmada con una fuerza única. Poco preocupada por la lógica del boxeo, enfocada en la verosimilitud del buen cine. Los primeros cuatro films de Rocky son para saltar de la butaca en su clímax, pero acá es imposible no aplaudir de felicidad cuando la pelea llega a su punto máximo.

La película fue objeto de burla por su contenido político, pero la verdad es que los rusos aplaudiendo a Rocky fueron el prólogo de los cambios políticos en Rusia y, además, responden a la lógica de la serie de películas. Además, como siempre, se repite la lección: quien no se toma en serio el desafío, será derrotado. Rocky ve como su país se pierde en el show patriótico y pierde, por lo que se aleja de eso para poder obtener la victoria. Con los años, Rocky IV se eleva como una forma impecable de espectáculo cinematográfico. Tiene algunos momentos que son parte de la historia grande del cine aun siendo un film desparejo.

Rocky V (1990)

La unanimidad que hay con respecto a esta película no deja lugar a dudas. Rocky V está mal. Simplemente no hay nada para contar y eso se nota. Los cuatro films anteriores habían encontrado su tono y su estilo. Los primeros dos provenían de la década del setenta y los dos siguientes eran puramente de los ochenta. Si acaso la saga empezaba, como la carrera de Stallone, con un perdedor que triunfaba y luego seguía con una estrella, acá parece anunciarse el comienzo del fin de ese esplendor. Fue el único film de Rocky que dio pérdidas.

Dañado físicamente por la pelea con Drago, Rocky no puede volver a pelear. Pero su contador los ha estafado y la familia Balboa debe volver a donde todo empezó. Rocky se vuelve entrenador y aparece en escena Tommy Gunn (Tommy Morrison) un joven que le pide a Rocky que lo entrene. Balboa acepta aunque claramente Tommy no es del todo confiable. Esto genera un conflicto entre Balboa y su hijo Rocky (Robert) Jr. (interpretado por Sage Stallone). Finalmente Gunn y Balboa terminan peleando en la calle en lo que resulta la pelea central de la película. Es un muy mal final, no coincide con el resto de la serie, no logra emocionar ni conmover. Los conflictos no encajan, por primera vez Stallone está fuera de personaje, gesticulando como si nunca hubiera interpretado al boxeador.

Una curiosidad es que luego de dirigir tres películas de la serie, acá vuelve a la dirección el responsable de la primera, John G. Avildsen. El guión no es bueno, pero Stallone demuestra que lo que él hace detrás de cámara no es tan fácil como parece. La peor película de Rocky no la dirigió él, lo que le resta puntos a Avildsen y le suma al creador de todos los personajes. Una película para el olvido que es aconsejable no volver a ver en caso de revisar todas las películas.

Rocky Balboa (2006)

Luego del desastre del film anterior, Stallone consigue un regreso con gloria con esta película. Retirado hace mucho tiempo, Rocky Balboa ve como su mundo ha cambiado. Tiene un restaurante llamado Adrian, en homenaje a su esposa fallecida años atrás. Tiene una relación distante con su hijo ya adulto y Paulie está trabajando en el frigorífico nuevamente. Rocky cuenta sus viejas historias de peleas a los clientes. En un canal deportivo muestran una simulación por computadora de una hipotética pelea entre un joven Rocky Balboa y el campeón actual, Mason Dixon (Antonio Tarver). Dixon, enojado, porque la simulación lo muestra perdedor, busca la manera de desafiar a Rocky. Finalmente acuerdan una pelea de exhibición que no debe ser demasiado dura, aunque obviamente sobre el ring las cosas cambian.

Rocky Balboa es el cierre perfecto para los films de Rocky como boxeador. El protagonista sigue sufriendo la pérdida del amor de su vida. Visita su tumba siempre, como un personaje fordiano, le habla y sigue siendo ella la referencia para todo. Los lugares que vimos en los films iniciales han sido demolidos. Todo es pasado, todo es melancolía. Algún viejo contrincante come gratis en el restaurante de Balboa. La presencia del entrenador Mickey se hace más fuerte en el recuerdo. La emoción es genuina, Stallone nuevamente director demuestra que nadie conoce mejor al personaje.

Y la pelea, la pelea es inesperadamente emocionante. Con un cambio estético notable: Está filmada como una pelea transmitida por cable. Esto le da un inesperado realismo estilo siglo XXI. Lo inverosímil se vuelve verosímil en una vuelta de tuerca visual que sorprende y maravilla. Año 2006 y seguimos alentando a Rocky como si no supiéramos nada de sus películas, o tal vez porque sabemos todo de sus películas. La pelea termina con una victoria de Dixon por puntos. Pero haber llegado hasta el último round es la más grande de las victorias para Balboa. El público la adora, el adversario lo respeta. La vida es una pelea constante, resistir y llegar de pie hasta el último round es el logro definitivo. Para Balboa, para Stallone, para todos los espectadores. El plano final es de la tumba de Adrian. Las flores que Rocky dejó allí mientras se aleja. “Lo logramos”, le dice. La historia de amor sigue en el centro.

Un dato de color. La película fue filmada el mismo día que una pelea real, en Las Vegas. La entrada de Stallone está filmada con un público que no pagó para verlo a él. Pero contrario a los temores del actor, el público no solo estuvo feliz de ser parte, sino que espontáneamente empezó a gritar ¡Rocky, Rocky! Como se ve en la película. El amor por el personaje es absolutamente real y ha sido ganado a lo largo de varios films populares a puro talento y corazón.

Creed (2015)

Adonis “Donnie” Johnson (Michael B. Jordan), el hijo ilegítimo del fallecido ex campeón de peso pesado Apollo Creed, busca a Rocky Balboa en Adrian’s y le pide que sea su entrenador. Rocky se muestra reacio, pero finalmente acepta. Cuando se corre la voz de que Donnie es el hijo ilegítimo de Creed, los encargados del campeón mundial de peso semipesado “Pretty” Ricky Conlan, quien se ve obligado a retirarse por una pena de prisión inminente, se ofrecen a convertir a Donnie en el último retador, siempre que cambie su nombre a Adonis Creed. Donnie se resiste al principio, queriendo forjar su propio legado. Sin embargo, eventualmente acepta. Mientras ayuda a Donnie a entrenar, Rocky descubre que tiene un linfoma. Donnie convence a Rocky de que busque tratamiento y continúa entrenando mientras Rocky se recupera. En una pelea que es una remake de la primera pelea de Apollo y Rocky, Donnie pelea con Conlan en la ciudad natal de Conlan, Liverpool, y logra completar todos los asaltos. Conlan gana por decisión dividida, pero Donnie se gana el respeto de Conlan y la multitud. Al regresar a Filadelfia, Donnie y Rocky suben los escalones del Museo de Arte de Filadelfia.

La película busca una manera efectiva y simple de reinventar la saga y lo consigue. Sin aire de clásico y sin pretensiones de serlo, Creed es una narración que lleva el espíritu de Rocky a las nuevas generaciones. Como en Rocky Balboa, la actuación de Stallone es excelente y consigue una nominación al Oscar a mejor actor de reparto e incluso llega a ganar el Globo de Oro por ese papel. Sylvester lo hizo de nuevo.

Creed II (2018)

Si con Creed se buscó hacer una nueva versión de Rocky aquí se juega un paralelo fuerte con Rocky IV, la más alocada, absurda y divertida de las películas con el personaje de Rocky Balboa. Adonis Creed (Michael B. Jordan) consigue convertirse en campeón, tiene un matrimonio feliz y pronto será padre. Pero un desafío pondrá en riesgo todo lo obtenido. El joven Viktor Drago (Florian Munteanu) será el próximo oponente de Creed. Sí, Drago es el hijo de Ivan Drago (Dolph Lundgren), el boxeador soviético que mató a Apollo Creed en una pelea. Aquel combate que le costó la vida al mejor amigo de Rocky, que desde entonces siente una enorme culpa por no haber detenido aquella pelea.

Con el peso de reencontrarse con ese pasado, Donnie quiere aceptar el desafío, pero Rocky cree que es un error. Siendo una película parecida a las de la saga original, no será difícil adivinar como seguirán las cosas. Pero tal vez la mayor diferencia de todas está dada por el interés que el guión de Sylvester Stallone a sus rivales de turno, sin duda lo más interesante de la película.

Ivan Drago y su hijo Viktor también cargan un trauma. Ambos fueron abandonados por Ludmilla Drago, esposa y madre, cuando Rocky venció a Iván en aquella memorable pelea. Y sí, Ludmilla aparece en la película y por supuesto está interpretada por Brigitte Nielsen. Es interesante como la conexión con el pasado de la saga viene del lado de la emoción y no del guiño cómplice. De pronto, y de manera completamente inesperada pero brillante, nos enteramos del dolor y el sufrimiento de Ivan Drago y las secuelas de aquella derrota. Pocos artistas entienden tanto el deporte como Sylvester Stallone y lo sigue demostrando película tras película. A pesar de que muchas escenas giren sobre situaciones muy repetidas lo cierto es que Creed II sigue resultando interesante. Tal vez las peleas no son tan impactantes como las de Creed pero la película gana en emoción y drama, como lo hacía la primera de las película de Rocky.

Aquel debate moral sobre detener o no la pelea cobra nuevo sentido en esta película, pero es sobre los hombros del villano Drago que quedará la decisión más importante y dramática. Los otros temas vinculados a la saga, como la lealtad, el orgullo, la responsabilidad y la humildad, también aparecen y no son menores. La película tiene un cierre parecido al de Creed, lo que también resulta, por quienes lo protagonizan, muy emocionante.

El legado

Después del éxito del primer film, se multiplicaron los títulos sobre boxeo. Dramas, comedias, películas de todo tipo tuvieron peleas en el centro de la trama. Fue un furor. Hubo flippers (uno aparece en una de las películas incluso), videojuegos, un musical que se estrenó en varios países y un universo de merchadising que hoy sigue siendo exitoso. La estatua creada para las películas finalmente fue instalada en Filadelfia y las escaleras del museo sigue siendo lugar de peregrinaje para admiradores de Rocky de todo el mundo. Stallone hizo otro gran personaje, John Rambo, pero su popularidad no le dio de todas formas el mismo vínculo afectivo que tiene Balboa.

La magia de las películas de Rocky se basa en la vida de su creador y en el deseo de pelear cotidianamente por mantenerse en pie frente a todos los golpes de la vida. Nunca se termina esa lucha, nunca hay que sentirse perdedor, ni tampoco dormirse en los laureles. La guardia alta y la capacidad de resistir son la clave de las películas. Stallone entiende que el cine es el lugar perfecto para transmitir estas ideas. El público también lo entendió. No son títulos en busca de prestigio, son películas que llegan a los espectadores de forma directa, clara, sin vueltas. Las metáforas son obvias, pero no por eso falsas. El legado de Sylvester Stallone al cine es enorme. Su talento como actor, guionista y director lo muestran como uno de los grandes. Cada película de Rocky es una muestra del poder del cine. Hay quienes usan al cine para lucirse, hay quienes viven el lenguaje del cine en cada escena. Stallone pertenece a la segunda categoría: lleva el cine en sus entrañas.