Peliculas

Llamas de venganza (2022)

De: Keith Thomas

El estudio Blumhouse Productions ha salido a homenajear, recrear, destruir o inventar el cine de terror de todos los tiempos. Enfocado desde hace dos décadas en ese género, ha sabido entregar grandes películas, muchas razonables y, obviamente, muchos desastres, algo que le pasa a cualquier estudio. No producen solo cine de terror, pero ese es su núcleo principal.

Ahora le ha llegado el turno a Llamas de venganza (Ojos de fuego en España, Firestarter en el original) una adaptación del libro de Stephen King publicado en 1980 y que había sido llevada al cine en una producción de Dino De Laurentiis en 1984 con un espectacular elenco con Drew Barrymore en el rol central. Ser una nueva adaptación de un autor popular que a su vez ya fue llevado al cine invita a todos a realizar comparaciones. Las comparaciones son divertidas pero también un poco inútiles. Quienes no hayan leído el libro ni visto el otro film se encontrarán con algo completamente nuevo y esa es la película para analizar.

Charlie McGee es una niña que vive con sus padres. La familia no usa internet, ni teléfonos, lo que genera que Charlie sea vista como una chica rara en la escuela. Sin embargo, eso es lo menos preocupante, porque cuando Charlie se enoja es capaz de prender fuego los objetos y las personas. No ha aprendido a controlar ese poder, pero ambos padres saben que es peligroso. Alguien los está buscando para usar a Charlie, quien ha heredado su poder de la familia, ya que tanto padre y madre han participado de un experimento fallido para detectar dichos poderes y explotarlos.

A la película no le cuesta mucho mostrar lo que ocurre y economiza recursos narrativos en donde puede. Aun así, las pequeñas sub historias que plantea no terminan de funcionar en el todo. La furia de la niña no tiene un prólogo tierno para sentir empatía por ella y poco podemos entender el objetivo a su alrededor salvo por largos diálogos. No son tan largos, pero en una narración tan breve y sin profundidad, se siente el cambio de ritmo.


Irónicamente lo más interesante resulta ser la música, compuesta por John Carpenter. El maestro del cine de terror había sido la primera opción para dirigir la película de 1984, pero debido al fracaso de The Thing (1982) lo dejaron de lado. Un error caro que se subsana un poco aquí, porque lo único que le otorga un clima real a la película es su música. Una pena que no la haya dirigido también.