Vidriera

Los asesinos de la luna

De: Martin Scorsese

Los asesinos de la luna está dirigida y escrita por Martin Scorsese, uno de los grandes maestros del cine contemporáneo. Los planos iniciales, sin embargo, tienen la energía y la vitalidad de un director novicio. Martin Scorsese es un octogenario que tiene la edad de su cine y por lo tanto siempre tiene esa fuerza visual que lo ha caracterizado desde sus inicios, hace ya más de cincuenta años, cuando estrenó su ópera prima ¿Quién golpea a mi puerta? (Who’s That Knocking at My Door, 1967). Scorsese supo tener un prestigio gigantesco en la década del setenta y varias de sus películas de aquellos años fueron una influencia definitiva en la historia del cine que es fácil de observar incluso en el cine actual. Tres películas fueron un antes y un después en el mundo del cine: Calles salvajes (Mean Streets, 1973), Taxi Driver (1976) y Toro salvaje (Raging Bull, 1980). Tuvo algunos momentos donde salió del centro de la escena y donde sólo era amado por los cinéfilos, pero hasta esos períodos hoy son reivindicados, incluso más valorados que sus películas más famosas. De esos años maravillosos son El rey de la comedia (The King of Comedy, 1982) y Después de hora (After Hours, 1986). Con Buenos muchachos (Goodfellas, 1990) puso otro clásico indiscutible en el mapa y comenzó un período donde se movió entre películas menos masivas y otras más espectaculares y taquilleras sin descuidar tampoco su larga carrera como documentalista. Si Robert De Niro fue su actor fetiche y alter ego en las primeras décadas, Leonardo DiCaprio lo fue en ese período de grandes producciones. DiCaprio protagonizó Pandillas de Nueva York (Gangs of New York, 2002), El aviador (The Aviator, 2004) y El lobo de Wall Street (The Wolf of Wall Street, 2013), por citar tres casos.

En Los asesinos de la luna (Killers of the Flower Moon, 2023) se unen Scorsese, Leonardo DiCaprio y Robert De Niro, lo que ya de por sí resulta un punto de partida atractivo para cualquier amante del cine en general de Martin Scorsese en particular. Para el director, la primera lectura del libro de David Graham Killers of the Flower Moon fue suficiente para saber que quería convertirla en una película suya. Su enorme esfuerzo no consistió sólo en adaptar la historia en un largometraje, sino que pasó también horas tratando de convencer al Jefe Standing Bear, de la Nación Osage, para que colaborara con el proyecto. Esta aprobación le permite cumplir con las reglas de la corrección política actual, pero al mismo tiempo le otorga detalles de autenticidad que le suman mucho a Martin Scorsese cuando se pone en modo minucioso.

Los asesinos de la luna transcurre en Oklahoma, en la década de 1920, cuando es encontrado petróleo en territorio Osage. De la noche a la mañana, los habitantes de dicha nación de nativos americanos se vuelven ricos. Pero los intereses económicos que están en juego son muchos y se producen una serie de muertes en cadena que en un principio son ignoradas, pero finalmente inician una investigación por asesinatos por parte de un recién surgido FBI, con un joven J. Edgar Hoover al mando.  La extensión de la película permite dividirla en tres grandes actos, siendo el último el más parecido al mundo de Martin Scorsese. No es difícil adivinar en la debacle de los protagonistas algo de lo que habíamos visto en Buenos muchachos. La trama se acelera, se vuelve trepidante y concluye a lo grande.   fácilmente comparable con varios de sus mejores largometrajes. Martin Scorsese se guarda un as cinematográfico en la manga, para cerrar la historia como una crónica de eventos que pasa de ser historia a convertirse en reconstrucción ficcionalizada.

Hay tres personajes centrales en Los asesinos de la luna. Ernest Burkhart(Leonardo DiCaprio) un joven buscavidas que luego de la Primera Guerra Mundial se instala con su tío, el ranchero William “King” Hale (Robert De Niro), quien también alberga al hermano de Ernest, Byron. Aunque Hale se presenta como amigo y benefactor de los Osage, su plan es quedarse con todo, para esto le sugiere a su sobrino Ernest que se acerque a Mollie Kyle(Lily Gladstone), una Osage cuya familia posee gran parte de los derechos petroleros. Lily es fuerte e inteligente y Ernest bastante limitado y manipulable, pero entre ambos surge un amor que los termina convierto en matrimonio. Ernest, Lily y Hale son los tres personajes que arman el conflicto principal y mueven los hilos del drama y el crimen.  Si Scorsese se muestra juvenil, De Niro hace lo propio, interpretando a un personaje mucho más joven que el actor.

Martin Scorsese mezcla género pero siempre con su propia identidad estética. Aunque en general es una película de narración clásica, el director le impone su estética moderna y le da algunas resoluciones bien al estilo del autor. La película se mueve entre la reconstrucción histórica y la denuncia, pasando por el western y el policial. Pero Scorsese no descuida el aspecto más personal y la épica no le hace descuidar al trío mencionado. Tampoco le falta a la película la cita cinéfila, siempre entendida como idea para resolver elementos clave de la película, no como un homenaje vacío. El matrimonio de Lilly y Ernest se va volcando hacia la oscuridad de las parejas de Alfred Hitchcock y los vínculos cercanos y a la vez destructivos. Sí, Scorsese se vuelve hitchcockiano dentro de un western histórico. Siempre se vuelve al primer amor y esta película es la prueba.

Aunque los tres personajes centrales son importantes, el guión busca centrarse principalmente en el conflicto de Ernest. Martin Scorsese claramente se siente más interesado en él que en los otros dos. Hale es un villano igual a todos los políticos cínicos y criminales y Lilly es el faro moral que atrae a Ernest pero que al mismo tiempo este intenta destruir. Ernest tiene el gran conflicto de la trama, convertido en un criminal sin convicción y enamorado sin lealtad, su derrotero es un análisis de personalidad que atrae al director y arma toda la historia. Es obvio, pero hay que decirlo, Leonardo DiCaprio compone un nuevo papel diferente, un clásico personaje autodestructivo al que una y otra vez le surge la posibilidad de redención pero no es capaz o no quiere aceptarla. Nuevamente, el mundo de Scorsese en estado puro. En Ernest están todos los personajes previos del director.

La extensión del largometraje se siente en algunos momentos y abre la pregunta acerca de sí es mejor limitar o dejar libre a los directores para que usen la duración que quieran. Muchas películas mejoran cuando se reducen en tiempo, pero muchas otras quedan destrozadas. Imposible saber si un montaje más breve hubiera sido posible. Como sea, hablamos de duración y no del trabajo brillante de la montajista Thelma Schoonmaker, la colaboradora legendaria de Martin Scorsese. Basta pensar en que otros grandes personajes aparecen con la película avanzada, como aquellos que interpretan los enormes John Lithgow, Jesse Plemons, Barry Corbin o Brendan Fraser. Como el último tercio de película es impecable, cualquier comentario sobre la duración parece más un exceso de exigencia que un verdadero problema. La película es ambiciosa y se nota.

Martin Scorsese filma parecido y diferente a como lo hacía en 1967, pero hay un corazón que se mantiene intacto y no es sólo el cinéfilo, que desde luego sigue impecable. El encanto de Scorsese es haberse convertido en un cineasta veterano en pleno uso de su oficio y las posibilidades del cine y al mismo tiempo encontrar en las historias más diversas elementos que son cercanos a sus obsesiones y constantes. Incluso en una película como esta, detrás de todo lo que aparece, se ve con la misma claridad de siempre el rostro de un artista.