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Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer

De: Jennifer Lynch

Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer cuenta la vida de uno de los peores asesinos seriales y delincuentes sexuales del que se tenga registro en las últimas décadas. Conocido como “El caníbal de Milwaukee” entre otros apodos que describen su horrible conducta, este joven nacido en Wisconsin en 1960 ha llamado la atención de los medios y ha sido objeto de numerosos documentales, películas y también esta serie que se estrena ahora. No hay nada admirable en este personaje, pero el asomarse al horror es algo que las sociedades han consumido desde siempre.

Desde la fama de Jack el destripador, multiplicada por el mito y el misterio, en adelante, estas figuras han sido tan populares como la capacidad de difundir sus historias. Los libros, los diarios, el cine, la televisión, internet y el streaming han sido un multiplicador de estas historias y nada indica que esto vaya a cambiar pronto. Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock supo ser un antes y un después y el protagonista se emparenta más con Jeffrey Dahmer que con los ejemplos posteriores, generalmente con protagonistas con aspectos más abiertamente monstruosos. Pero el gran salto se produjo en la década del noventa, cuando a partir de El silencio de los inocentes (1991) estas figuras pasaron del cine de terror al policial y fue creciendo a su vez el interés por los casos reales. Entonces las historias de asesinos seriales empezaron a volverse más realistas y la experiencia más impactante. Hoy es moneda corriente y con el amplio abanico de documentales que hay en streaming los asesinos son seriales son estrellas. El público parece sentirse más cómodo no teniendo que analizar el verosímil y lamentablemente les da más valor a las historias reales.  

Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer, una miniserie de diez episodios protagonizada por Evan Peters en el rol de Dahmer. No es el primero en ponerle un rostro al asesino, ya lo había hecho Jeremy Renner en el año 2002, pero por la mencionada moda a partir de Hannibal Lecter en 1993 hubo otra película. No fueron las únicas, además de libros, capítulos de series y documentales. Tal vez lo que hace aquí la diferencia, además de la extensión de la trama, es que el responsable de esta producción es Ryan Murphy, uno de los grandes creadores de la televisión de las últimas décadas. Y el actor elegido, porque el personaje lo permite, es menos amenazante que otros asesinos en su aspecto exterior. Diferentes puntos de vista van completando el retrato del protagonista hasta demostrar que todas las señales de horror siempre estuvieron ahí.

Murphy tiene un largo historial de series y películas de diferente estilo y género, pero ha logrado resultados asombrosos con sus obras vinculadas con criminales y temas polémicos. No todas son buenas y su producción ha crecido mucho, lo que ha hecho que no solo tengas series malas, también series irrelevantes. En ese aspecto el streaming es implacable, si algo no funciona no tiene una segunda oportunidad.  Murphy es el creador de la provocadora Nip/Tuck (2003-2010) pero también brilló con Glee (2009-2015). Su fascinación por los asesinos se vio plasmada en la truculenta e intensa serie de antología American Horror Story (2011-presente) y los casos reales los plasmó en American Crime Story (2016-presente), su última creación de ficción más impactante ha sido Ratched (2020-presente) donde contaba los atroces crímenes de la enfermera en una precuela de Atrapado sin salida (1975). En un momento de locura, Murphy dirigió Comer, rezar, amar, basada en el famoso bestseller y protagonizada por Julia Roberts. Un misterio.

Lo mejor que tiene la serie es que aun siendo una persona sospechosa y con conductas terribles, la ley no logró movilizarse a tiempo como para evitar muchos de esos crímenes atroces. Acá, a diferencia de otras series, se le dedica mucho tiempo a mostrar el mundo interior del criminal, sin idealizar ni otorgarle elementos de simpatía. La serie se toma varias licencias poéticas discutibles, pero lo hace, como siempre en Murphy, para mejorar el relato. La miniserie es una descripción muy clara de cómo un asesino serial se transforma en tal, cómo va dando los pasos que marcan un sendero que desemboca en el horror. No hay un pie moral que permita alejarnos de él y se vuelve claustrofóbica a medida que avanzan los episodios. Como siempre, un par de episodios menos le hubieran dado un ritmo más razonable, sin tantas vueltas ni repeticiones.

No es una miniserie para cualquiera, porque el detalle con el que describe el mundo de un asesino le pone la piel de gallina a más de un espectador. Es muy impactante, está bien filmada y posee varios elementos curiosos y diferentes que son atractivos para los cultores del género. Monstruo: la historia de Jeffrey Dahmer es otro logro de Ryan Murphy y confirma la rara fascinación de las personas por estos personajes, aunque también repita un poco sus búsquedas temáticas. La serie, por suerte, nunca coquetea con la admiración, sino que siempre describe de forma impiadosa a su terrible protagonista.

Pero con todas las historias de asesinos seriales me suelen pasar siempre algo. Recuerdo cuando Nanni Moretti iba al cine en Caro diario (1998) a ver Henry, retrato de un asesino (1996) y salía descompuesto, abrumado y, por encima de todo, furioso. Iba a buscar al crítico que había hecho una reseña elogiosa y sentado junto a su cama se la leía. Hay momentos de sordidez y horror en Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer que no sé si realmente son artísticos o aportan algo. No es fácil establecer si existe un regodeo además de un interés por entender lo que se cuenta. En eso, lo mejor que se podría decir es que la serie podría haber sido mucho más breve, para ahorrarnos algunos de sus repetidos momentos de asco.