Cine Clasico

Nace una estrella (1954)

De: George Cukor

Nace una estrella (A Star is Born, 1954) de George Cukor es una remake de la película del mismo nombre realizada en 1937 por William A. Wellman. El primer dato curioso es que la película de 1937 tuvo reclamos de plagio por parecerse demasiado a un título de 1932 llamado What Price Hollywood? Dirigida por el propio George Cukor. Al propio director le habían ofrecido dirigir la película de 1937 pero el parecido con aquel guión era tan grande que en su momento no había aceptado. 1954, en otra etapa de la historia del cine y de su carrera, aceptó hacer una versión musical que se convertiría en un clásico de la historia del cine.

La película protagonizada por Judy Garland y James Mason tenía una duración original de tres horas y quince minutos, pero el estudio decidió recortarla a dos horas y media, luego de pasar por otro corte de previo de tres horas. La versión que se estrenó de dos horas treinta y cuatro minutos no funcionó en taquilla, no para un film tan costoso, además de generarle mala prensa alrededor por los muchos cambios. Desde un comienzo se valoró la actuación de los protagonistas, le tomaría un tiempo a A Star Is Born el reconocimiento que hoy tiene. Recién en 1983 se restauró el film y reconstruir la media hora faltante. Solo se consiguieron veinticinco minutos perdidos con algunos minutos de banda de sonido solamente, por lo cual la excelente copia restaurada que circula incluye el sonido original pero acompañado con fotos fijas.

Esta nueva versión apuesta con mucha más fuerza al melodrama que en el film de 1937 solo se desplegaba al final. Este espectacular musical en Cinemascope y Technicolor anuncia su negrura desde el inicio, donde el protagonista se presenta como un borracho con nada de cómico. El actor en decadencia Norman Maine (James Mason) hace un papelón en un show benéfico pero es salvado a último momento por una joven y desconocida cantante y actriz. llamada Esther Blodgett (Judy Garland). A diferencia del film de 1937, a la película de 1954 le queda muy poco espacio para la comedia, tan solo tendrá momentos felices de sus protagonistas, pero no comedia en el sentido estricto. La tragedia sobrevuela desde el primer instante y nunca se aleja del todo. En el montaje restaurado, Maine y Blodgett (convertida luego en Vicky Lester) conectan en un comienzo pero luego se separan, lo que hace que el film sea mucho más largo, pero habla de una generosidad desinteresada por parte de Maine. Mientras que ella asciende en su carrera gracias a la oportunidad que él le da, él va en dirección contraria. Pero una y otra vez la ayuda, incluso –de manera trágica- al final de la historia. El fracaso del hombre estrella frente a la mujer desconocida es un tema interesante que no ha perdido vigencia.

Además de ser abiertamente un melodrama, A Star Is Born es un musical. Con algunos números más alegres que otros, pero todos protagonizados por Judy Garland, que demuestra porque es la número uno del musical clásico de Hollywood. Solo ella canta en el film, esa es la estrella. Ninguno de sus números está mal, todos son memorables y su voz es perfecta. Nadie quiere menos canciones cantadas por Judy Garland. Lo que tal vez es objetable en la dinámica del film es el número del medio, algo que las estrellas del musical solían tener pero que acá no le aporta nada a la trama, más allá del placer de escucharla. Tal vez su ausencia podría haber ayudado a darle una perfección mayor a la historia. Lo curioso es que este largo número musical central de quince minutos de duración, nunca quedó fuera del montaje, en ninguna de las escenas.

Pero más allá de tal o cual momento musical, la película se vuelve enorme en la última media hora. James Mason tiene un papel que ningún actor querría porque coquetea con el fantasma de la decadencia de las estrellas y porque en muchos aspectos es una amenaza permanente para la protagonista de la historia. El momento del premio Oscar es impactante aun hoy, no importa cuántas veces vea un espectador la película. Maine y Lester son las dos caras de la locura del estrellato, ambos sufren y la película conmueve gracias a sus actuaciones. Para muchos, esta es la mejor actuación de Judy Garland en toda su carrera. Es una ironía extra que su vida como actriz de Hollywood haya estado más cercana a la experiencia de Maine que a la de su personaje. Muchas escenas deben haber sido terribles para la actriz. Lo cierto es que cantando y bailando, Garland se luce, como así también en los pequeños momentos de humor y en los instantes de mayor drama, muchos matices y tonos tiene su personaje y ella los cubre todos. Que no haya ganado el Oscar es aun hoy motivo a destacar, porque se lo merecía. Ella entendía a los personajes. Difícil contener las lágrimas en las escenas finales, donde George Cukor muestra su enorme calidad como director. La espectacularidad visual y el cuidado que tiene la película en la imagen son otro elemento llamativo. Todo lo que un film de Hollywood a todo color y en scope podía ofrecer se ve en Nace una estrella  de 1954. No es ni mejor ni peor que el film de 1937. A pesar de las muchas similitudes, queda claro que se trata de una película muy diferente.