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Only Murders in the Building

De: Jamie Babbit

Only Murders in the Building es una serie tan querible como inteligente, capaz de ser ese refugio que muchas veces buscan los espectadores entre la gigantesca y caótica oferta del streaming. Episodios breves, actores conocidos, humor y calidez por partes iguales. Y claro, el marco de la ciudad de Nueva York como fondo de toda la historia.

Tres habitantes de un caro y antiguo edificio de Nueva York comparten, aunque no lo sepan en un comienzo, una pasión en común: los podcasts sobre crímenes reales. Estos tres solitarios desconocidos terminarán unidos por azar cuando un asesinato ocurra en el lugar donde viven y ellos se lancen a investigar y armar su propio programa mientras buscan al culpable. El edificio es un invento de la película, pero remite a muchos otros que hemos visto en el cine y la televisión. Acá se llama Arconia, pero podría ser el edificio Dakota, por ejemplo.

Hablamos de un lugar donde viven ricos y famosos y que suelen desarrollarse grandes historias, algunas siniestras e inconfesables, tragedias y leyendas que son parte de la ciudad. En resumen: el espacio ideal para un crimen. Es allí donde viven los tres adorables protagonistas de Only Murders in the Building.

Charles-Haden Savage (Steve Martin) protagonizó, décadas atrás, una serie policial y ese fue el punto más alto de una carrera venida a menos. No tiene nuevos admiradores y vive del recuerdo que se desvanece día a día. Arrastra, además, una frustración romántica desde su última relación, que terminó muy mal. Oliver Putnam (Martin Short) es un alocado director de Broadway que ha tenido estrepitosos fracasos memorables y deudas que han destruido su vida profesional y familiar. Ahora está bastante atrasado con los pagos del alquiler, pero vive negando su apremiante situación. Y Mabel Mora (Selena Gómez) una joven que vive en un departamento en refacción y que dice estar renovando para su tía, aunque algo sospechoso esconde, ya que no es la típica habitante del Arconia. Ella tiene un secreto que pronto se revelará.

Cuando un brutal asesinato ocurra en el edificio, los tres fanáticos de los podcasts sobre crímenes reales se unirán para investigar de forma temeraria lo que realmente ha pasado, poniendo en la lista de sospechosos a todos los habitantes del lugar y arriesgándose a que uno de ellos sea el asesino y tome represalias contras ellos. Y, por supuesto, todo lo harán sin la autorización de la policía. Este trío parece imposible pero basta que se unan para tener una química maravillosa.

Esta comedia policial, producida por sus tres protagonistas, combina los géneros con una maestría absoluta, agregándole además una costado humano y emocionante que es asombroso pueda entrar en sus cortos episodios de media hora. Si hay algo que no busca esta serie es alargar la narración. El ritmo del humor y la historia de sus personajes no necesita más que estos breves y divertidos episodios.  La ciudad está mirada como solo pueden mirarla aquellos que la aman con todo su ser. Hay algo de Woody Allen, pero también de Nora Ephron y Neil Simon. Amor y también un poco de odio, puro enamoramiento con la ciudad de Nueva York.

También es todo un evento el que Only Murders in the Building sea el rescate de dos genios de la comedia, amigos en la vida real, Steve Martin y Martin Short, quienes desde hace décadas han hecho cosas juntos en cine, televisión y también en espectáculos en vivo. Maestros del humor, le aportan a la serie un timing único, con situaciones cómicas de una calidad muy por encima de lo que se puede ver hoy. Y gracias a la presencia de Selena Gomez, carismática cantante y actriz de otra generación, todo el producto se vuelve atractivo para diferentes públicos y los tres se potencian de forma espectacular. No es fácil lograr risas genuinas, y ellos las consiguen en todos los episodios.

Y un poco más de placer nos regala la serie con algunos lujos en los papeles secundarios. En primer lugar aparecen como figuras invitadas otros dos grandes de la comedia: Tina Fey y Nathan Lane, en papeles pequeños que, interpretados por ellos, son un lujo. Imaginen a todos esos actores juntos en una sola serie. Y una idea fantástica es que uno de los habitantes del edificio es Sting, haciendo, claro, de sí mismo. No solo eso, ¿Será Sting el asesino? Así de divertida es la serie, todo en un paquete de menos de treinta minutos por episodio, aportando una comedia policial que recuerda específicamente a Un misterioso asesinato en Manhattan (1993) la inolvidable comedia de Woody Allen, que combinaba con maestría muchas de las cosas que aparecen acá.

Hay más sorpresas que no adelantaremos y sí hay que decir que hay una segunda temporada en camino. El público también responde bien frente a esta clase de proyectos sencillos para ver, pero sofisticados en lo profundo. Es muy difícil lo que logra Only Murders in the Building y lo hace de la mejor manera, con la ligereza de permitirnos creer que es fácil lograr una serie como esta.