Peliculas

Ruido de fondo

De: Noah Baumbach

Un verdadero festival de esnobismo que logra disimularse como tal durante la primera parte que luego se lanza de forma desenfrenada hacia su anunciado desastre. Es sabido que hay películas cuya ambición se percibe más por lo que intentan que por aquello que finalmente logran. Ruido de fondo es uno de esos casos. El director, los actores, el libro en el cual se basa. Entretenimiento intelectual en el peor sentido del término, o si se quiere en el sentido equivocado del término. Una osada y fallida mezcla de tonos y géneros, una multiplicidad de temas que se supone conforman un fresco despiadado sobre la vida consumista de Estados Unidos en la década del ochenta. Ruido de fondo (White Noise, 2022) está basada en el prestigioso libro del reconocido autor Don DeLillo, publicado en el año 1985. Aunque es obvio que intenta reflexionar sobre la vida actual, gran parte de la efectividad del relato está en su relación con aquellos años. Una especie de Stranger Things para gente adulta y seria, una sátira política con comentario social de poco vuelo.

Pero alguien dirá que Ruido de fondo tiene un equipo de lujo, la película está protagonizada por los muy serios e importantes Greta Gerwig y Adam Driver. Gente que se sube a proyectos masivos pero que siempre está para ponerle el hombro al cine independiente. Los felicitaciones desde aquí por su gran misión en la vida. Ambos han demostrado que tienen talento, eso no se discute. Pero tanto Gerwig, esposa del director de esta película, como Driver, habitual colaborador de su cine, quedan atrapados en el tono de una película que sólo durante un rato funciona.

En Ruido de fondo Greta Gerwig interpreta a Babette, la atormentada cuarta esposa de Jack, un profesor universitario experto en estudios sobre Hitler atormentado porque no sabe hablar alemán. Al éxito profesional de él se le contrapone la vida más oscura de ella, quien ha probado una droga experimental en secreto con consecuencias que pueden destruirla a ella y su familia. Ellos tienen cuatros hijos y viven una vida típica del medio oeste norteamericano hasta que ocurre un accidente que produce una nube tóxica que pone en vilo a toda la población, obligada a evacuar a toda velocidad la ciudad sin saber exactamente la gravedad de los eventos. La película empieza como una feroz sátira del mundo académico y la vida de los ochenta para transformarse en una aventura de ciencia ficción indiscutiblemente inspirada en las películas de Steven Spielberg de la década del ochenta.

Con el correr de las escenas hay muchas más revelaciones y más giros aún en la segunda parte. La película cambia de tono, de estilo y hasta de puesta en escena por momentos. La música de Danny Elfman ayuda a hacernos creer que es una película de género, pero lo cierto es que la película no se define por ninguno en particular. El director Noah Baumbach ha construido poco a poco una carrera llena de premios y prestigio, mientras en paralelo escribía grandes guiones para otros realizadores. Aunque su trabajo empezó en la década del noventa dentro del cine independiente, su reconocimiento llegó recién con Historias de familia (2005) y se confirmó con sus siguientes títulos, siempre con grandes actores y una repercusión creciente. Fue también con Historia de un matrimonio (2015) y su vínculo con Netflix que su cine se volvió más masivo. Su marca más identificable como autor es que sus personajes tienen el pelo un poco largo, despeinado y no del todo aseado.

Cuando la película emula a Steven Spielberg o sus derivados, es entretenida y muestra a un director que, aún en la imitación, maneja bien la narración. Lamentablemente se siente obligado a ser más que eso, sin comprender ese cine, que por supuesto era mucho más que un entretenimiento perfecto. Queda claro que adaptar un libro complejo a veces es una trampa. Mientras que el realizador cree que captó su espíritu, quienes no conocen el texto original sólo reciben el resultado en la pantalla. Es como quien canta a los gritos con los auriculares puestos. Escucha la música original, pero para el resto, sólo quedan los alaridos desafinados y sin sentido.  Nadie le niega ambición, pero tampoco se puede decir que el saldo sea positivo, sino todo lo contrario.