Peliculas

Sin novedad en el frente

De: Edward Berger

Estrenada en cines en su país de origen, Alemania y de forma limitada en otros, Sin novedad en el frente es la tercera adaptación de la novela antibelicista escrita por Erich Maria Remarque en 1929 y que construye una ficción en parte inspirada en la experiencia del escritor durante la Primera Guerra Mundial y el terrible Frente occidental que costó millones de vidas y apenas si se movió durante todo el conflicto. Aunque el autor no la veía como una historia política, el tono contra la guerra y las críticas a los altos mandos hizo que le nazismo la considerara antipatriótica y mandara a quemarla. El propio Remarque se radicó en Estados Unidos y la ciudadanía alemana que perdió jamás le fue vuelta a ofrecer a pesar de su fama internacional. Sin novedad en el frente (Im Westen nichts Neues) se tradujo a veintiséis idiomas a poco de publicarse y se calcula que ha vendido más de veinte millones de ejemplares en todo el mundo. La historia cuenta en primera persona la historia de un joven alemán que se presenta de voluntario en la Primera Guerra Mundial y cuya euforia se va transformando en horror a medida que va descubriendo la verdad sobre la guerra. La historia es impactante, pero esta versión es la más brutal y gráfica de las tres.

A poco de haberse publicado en Estados Unidos el libro fue llevado al cine en la producción All Quiet in the Western Front (1930) dirigida por Lewis Milestone y protagonizada por Lew Ayres. La película fue una de las primeras ganadores del premio Oscar a mejor película y también a mejor director. De toda esa primera camada de ganadoras, posiblemente sea la más famosa. El cine sonoro recién comenzaba a afirmarse y a la película esto la benefició mucho. Sus imágenes no han sido olvidadas a punto tal que en 1979 se realizó otra versión. La segunda adaptación fue hecha para televisión, protagonizada por Richard Thomas y dirigida por el veterano Delbert Mann. También trabajaban Ernest Borgnine, Donald Pleasence y Ian Holm. Este telefilm recibió el Globo de Oro a mejor largometraje para televisión.

La película 2022 es, ahora sí, alemana. Es un reconocimiento al autor que esta gran historia regrese a su país de origen, lo que tiene lógica ya que es una historia dentro del ejército alemán. También es tristemente comprensible que un país lanzado a la furia genocida, el libro fuera rechazado por Adolf Hitler. Sigue siendo la misma historia, pero hoy lo que se puede mostrar en la pantalla es distinto, por lo que hay momentos terribles, difíciles de sobrellevar por lo gráficos, pero también por lo dramático. La Primera Guerra Mundial es un espacio de particular horror, como nos ha enseñado la historia y también el cine. Aunque no sea diferente a otras guerras, algunas de sus características  producen esa contradicción del cine bélico: es un buen espectáculo y es a la vez una descripción demoledora y amarga de lo que allí se vivió. La mezcla de espectáculo y crítica la hace atractiva y por eso Alemania la ha mandado preseleccionada al Oscar a mejor película extranjera.

Felix Kammerer esta vez el protagonista y algunos rostros conocidos del cine alemán aparecen en roles principales. El personaje de Paul Bäumer empieza con la mirada iluminada y feliz de un joven estudiante que se presenta como voluntario mientras la sociedad lo festeja y termina con ese rostro prematuramente envejecido y desencajado por la guerra que va descubriendo que es cada vez más absurda. Su transformación recuerda al clásico del cine soviético Masacre: venga y vea (1985) de Elem Klimov. Es cierto que a diferencia de las otras versiones, esta película del 2022 se toma un tiempo para describir el orgullo suicida de los alemanes pero también la forma en la que fueron humillados al perder, un apunte algo perturbador como reflexión sobre la guerra.

Sin novedad en el frente es una película de narración clásica, aunque en el mencionado aspecto parezca referirse al film soviético. Si comparamos los finales de las tres versiones de Sin novedad en el frente, la alemana es la menos propensa al simbolismo. Si se hubiera hecho en los veinte o treinta, sería muy diferente. Pero el objetivo de mostrar el horror de las trincheras está logrado y el director evita llamar la atención sobre sí mismo y se dedica a contar la historia de sus personajes. La película tiene en su comienzo el anuncio de la tragedia que los jóvenes ignoran y el ejército les oculta.  Una gran cantidad de escenas espectaculares describen sin juzgar lo que fue pelear en esas condiciones. Sí es más evidente su posición cuando se trata de los mandos. Pero lo más perturbador tal vez sea que se trate solo de la Primera Guerra y que todavía al mundo le faltaba la Segunda. Como todo film antibélico, hay momentos donde todo se vuelve ambiguo y por un instante parecemos estar tan adentro de la gran aventura que dejamos sentir horror y disfrutamos de la película. Este género siempre ha sido un arma de doble filo, aunque entendamos las intenciones de esta nueva gran producción.