Todo lo que respira (All That Breaths, Estados Unidos/India/Gran Bretaña, 2022) muestra desde su plano inicial la ambición estética del documental y también expone su esteticismo. La cámara se mueve a ras del piso por un terreno lleno de basura y ratas en la noche de la ciudad de Nueva Delhi, en la India. Parece un plano de una película de ciencia ficción post apocalíptica. En escenas posteriores aparecerán ranas, cerdos tomando agua en el río, monos y, por supuesto, vacas. Tampoco faltan insectos que pululan entre toda la contaminación de una de las ciudades más pobladas del planeta. Para quien no conozca nada de esa ciudad, el documental resulta abrumador.
Los protagonistas de Todo lo que respira son dos hermanos que han tomado en sus manos una misión titánica: proteger y cuidar a las aves del lugar, en particular al milvus migrans, conocido vulgarmente como el milano negro. En medio del caos reinante, de los peligros, la suciedad y otros animales, ellos rescatan a todas las aves que están heridas, las cuidan y alimentan hasta que puedan volar. En la terraza del edificio en donde viven crían a las que pueden en un improvisado hospital veterinario. El mundo de ellos también es caótico y sucio, pero ellos están obsesionados con su tarea y nada los detiene.
Nadeem Shehzad y su hermano menor Mohammad Saud dicen haber atendido a más de veinte mil pájaros. No es una tarea fácil y tampoco es la imagen tierna que uno imaginaría cuando habla de proteger pájaros. Estas aves, por ejemplo, se alimentan de carne y carroña, por lo cual los hermanos deben conseguirles alimentos cuando los están curando. Se posan en enormes cantidades sobre los basurales y los hermanos protagonistas del documental le dan de comer carne picada que ellos mismos preparan. Para peor, el desastre ambiental que los rodea empeora día a día.
El documental dirigido Shaunak Sen brilla principalmente por la manera en la que está filmado. Cada escena, a pesar de la sordidez del entorno, tiene un cuidado estético destacable y fuera de lo común. Se nota que hay material porque no hay planos irrelevantes o mal filmados. No es sólo un documental sobre el cuidado de las especies y el medio ambiente, además de la historia principal también se asoman y finalmente estallan los conflictos sociales en la ciudad. La violencia, los saqueos y los disturbios de carácter religioso en Nueva Delhi. No sólo las aves están en peligro y no sólo estas deben adaptarse a los cambios a su alrededor. Ahí es donde aparece una bajada de línea que posiblemente le haya dado más difusión a la película.
Todo lo que respira ha sido muy bien recibida por todos sus temas, por la manera en la que une ambos discursos en un final angustiante pero sin bajar los brazos. Como los hermanos que protagonizan la película, que lo único que saben es seguir adelante con su tarea contra viento y marea. Como suele ocurrir, una vez que este documental entró en el circuito de premios, estos se multiplicaron. Luego de ganar en el festival de cine de Cannes, el largometraje logró una nominación al BAFTA y otra al Oscar, entre muchas nominaciones y premios por todo el mundo. Más allá de cualquier interpretación que se haga del material, las imágenes son impactantes.