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Un disparo en la sombra

De: Blake Edwards

Un disparo en la sombra (A Shot in the Dark, 1964) forma parte de una serie de películas muy populares de la historia de la comedia cinematográfica: las películas de La pantera rosa. Además, fue dirigida por un realizador clave dentro de la historia del género, Blake Edwards, y protagonizada por un actor aun más importante para la comedia: Peter Sellers. Como se sabe, este iba a ser el primer film de la serie, pero el estudio no le tenía confianza y terminó estrenándola luego de La pantera rosa (The Pink Panther, 1963). Solo tres meses separaron ambos lanzamientos, en lo que podría considerarse el antecedente de esa forma de estreno que hoy prueban otros films de la industria. Este cambio explica algunas cosas, como la ausencia del demente ayudante oriental en La pantera rosa o que Un disparo en la sombra sea la única película de la serie donde la famosa pantera no es nombrada ni aparece en los créditos. Al ver la película queda claro por qué el estudio no se animaba a estrenarla. La historia arranca con una secuencia de largos y bien coreografiados planos del exterior de la casa donde ocurrirá el crimen, que aparece al final de la escena. Pero también se advierte que se trata de una película rara, con una lentitud poco habitual para la comedia. El director apela a una forma de humor menos explosiva y compleja, algo sin duda loable pero que será también lo más preocupante del film. El estudio tenía miedo porque incluso para esa época era una rareza. Pero el público, curiosamente, la aceptó más que a las otras películas de la serie. De hecho volvió a las pantallas en más de una ocasión antes de un reestreno oficial mundial en el 2001. Y al verla hoy uno no puede decidir si es una buena comedia o no. Gran parte de los chistes son previsibles hasta lo exasperante y por momentos las escenas parecen eternas.Allí es donde creo que entra en juego el mundo de Peter Sellers y no sólo el de Blake Edwards. El actor inglés explotaba como nadie esas características, y esta película permite estudiar su método perfectamente. Clouseau es la clase de personaje que mejor lo refleja. Se trata de alguien que todo el tiempo hace el ridículo pero trata de disimularlo. Y esa conducta llega al extremo de resultar dolorosa para el espectador, quien experimenta con él una terrible vergüenza ajena. No es descabellado pensar que Edwards decidió hacer planos largos, con tiempos muertos y con una irritante duración para aumentar esa sensación. Una apuesta arriesgada que atenuó en los demás films de la serie. Al renunciar al timing veloz (y natural) de la comedia americana clásica pero sin recurrir a las formas más modernas del género, este film se inscribe en un lugar único, distinto a todo. Edwards construye los gags poco a poco, algunos -como el efectivo leitmotiv cómico del carro de  policía- los arma a lo largo del film. Quitarle al espectador la sorpresa aumenta la crueldad y la incomodidad. Si Alfred Hitchcock conseguía otorgarles suspenso a sus escenas al transmitir a los espectadores más información de la que tenían los personajes, acá ocurre lo contrario. Todo suspenso desaparece, queda anulado por la previsibilidad de cada escena. El espectador tiene información porque sabe lo que va a suceder, y personalmente creo que el director lo hace a propósito, juego con eso todo el tiempo. ¡No puede ser tan tonto”, piensa uno cuando lo ve a Clouseau. No se puede creer que algo tantas veces anunciado finalmente ocurra. Esta cruzada absurda del director es coherente con la obsesión del protagonista. Lo más bello de Un disparo en la sombra es la historia de amor. Clouseau se enamora de la principal sospechosa (eso sí lo emparenta con Hitchcock) y es capaz de torcer el mundo entero con tal de declararla inocente.  Cuando luego de enumerarle todas las pistas a su ayudante, el Inspector llega a conclusiones contrarias a la deducción lógica, está claro que no habla la razón sino el amor. El romanticismo de Clouseau que lo arriesga todo por la sospechosa es lo más gracioso del film. Un disparo en la sombra se sostiene hoy más por la historia de amor que por su humor, y cuando ambas cosas se combinan se obtienen las mejores escenas de este film raro del cual me es es imposible decir aun hoy si me gusta o no.