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Una historia real

De: Stephen Williams

Kid (Kevin Hart) es un exitoso comediante que acaba de estrenar una superproducción cinematográfica que es un éxito total de taquilla. Mientras realiza una gira de espectáculos pasa por Filadelfia, su ciudad natal, y allí se reúne con su hermano mayor, Carlton (Wesley Snipes) un problemático hombre que ha tenido problemas con la ley. Aprovechando la felicidad que lo rodea, Kid decide estar con él y aunque ha estado sobrio durante un buen período, acepta tomar un trago con Carlton y salir de fiesta. A la mañana siguiente Kid despierta con una mujer que estuvo con él, pero ella está muerta en su cama en la suite del hotel Four Seasons. Todo lo que ha construido a lo largo de su vida está a punto de destruirse.

Esta miniserie de siete capítulos tiene muchos elementos interesantes. Desde el hecho de llamarse Una historia real, aunque obviamente no lo es, pero coquetear con referencias reales. Kevin Hart es un exitoso comediante que pasó a ser un exitoso actor de cine. También, como Kid, nació en Filadelfia. Wesley Snipes, Carlton, tuvo problemas con la ley y estuvo un tiempo en la cárcel, como su personaje. Todos detalles que le dan un tono raro a lo que pasa. El episodio inicial se llama El rey de la comedia, el mismo nombre que tenía el clásico de Martin Scorsese protagonizado por Robert De Niro y Jerry Lewis. Lewis interpretaba a un cómico tan exitoso como malhumorado, la cara oscura de su vida. Hart parece explorar lo mismo, mostrándose de forma ambigua, llegando a ser, cuando se lo propone, implacable.

La serie es divertida, por momentos apasionante, basándose en la máxima cinematográfica de desear a cualquier precio la impunidad del protagonista, cuando pueda merecerla o cuando no, el truco que pase en ambos casos. Tiene grandes personajes secundarios, como por ejemplo el fan, tan perturbador como era el otro protagonista de El rey de la comedia. Todo el entorno de Kid también es interesante y está bien desarrollado.

La búsqueda de suspenso crece y funciona, aunque deba en algún momento pedirnos algo de credulidad para ciertas cosas, en particular al final. Los apuntes morales que parecían estar más o menos claros se desarman también en el último episodio, en particular los roles secundarios. Con cosas previsibles y cosas divertidas, la miniserie sabe cómo avanzar sin tregua, dejándonos en cada episodio el deseo de saber cómo sigue la historia, ya con eso tiene la batalla ganada. Los actores, por supuesto, están impecables.