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Chip y Dale: Al rescate

De: Akiva Schaffer

Chip y Dale: Al rescate (Chip ‘n Dale: Rescue Rangers, 2022) es una pequeña maravilla que puede pasar desapercibida en la era del streaming pero que hubiera tenido su momento de haberse estrenado en cines años atrás. Su tono festivo, su inteligencia y su inspirado uso de la técnica la convierte en una heredera de la legendaria ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988) dirigida por Robert Zemeckis. Comparte con ese film el cariño por los personajes del cine de animación y lo hace hasta el punto de que el propio Roger Rabbit aparece en la trama. También es una historia de adultos narrada para chicos, por lo que es para todos los públicos.

Chip y Dale eran dos estrellas que tenían un show hasta que por motivos de cartel Dale, que se siente menospreciado, intenta tener un programa en solitario y arruina la carrera de ambos. Treinta años después se vuelven a encontrar, como si fueran un Dean Martin y Jerry Lewis del mundo animado. Chip se ha convertido en vendedor de seguros y Dale vive de su fama pasada, yendo a convenciones de fans y haciendo trabajos menores. Un hallazgo de la película es que Chip sigue siendo un personaje animado tradicional y Dale se ha hecho un tratamiento y ahora luce como un personaje de animación digital realista. Ambos estilos conviven en la historia con total fluidez. Y por supuesto hay que sumarles a los humanos, ya que la película transcurre donde todo esto convive. Digamos que le agrega una capa más -o varias- al concepto que aparecía en ¿Quién engañó a Roger Rabbit? Chip y Dale se reúnen porque tienen una misión que solo pueden hacer en conjunto, deben rescatar a un amigo que ha sido capturado por el peligroso jefe mafioso conocido como Sweet Pete.

La técnica actual permite que todo lo mencionado interactúe sin problemas, pero con eso en mente la película lleva sus posibilidades al máximo, mezclando todo tipo de animación, sumando incluso a los limitados primeros ejemplos de animación digital que no lograron las expresiones humanas del todo. Las citas se multiplican y quien no esté preocupado por esto, la trama igual avanza de forma clara y coherente, pero quien quiera disfrutarlo, verá como esto está armado milimétricamente. Hay que insistir que la película sigue siendo un policial, no importa que tan graciosa sea.

Es un buen momento para recordar que Chip y Dale están basados en dos grandes personajes. Chip está inspirado en Indiana Jones y Dale fue construido a partir de Magnum. Su forma de vestir es más que evidente y en la película se blanquea esto sin problemas, sumando la autoconciencia a las capas ya mencionadas. A toda este fiesta hay que agregarle que Sweet Pete no es otra cosa más que Peter Pan, que ahora ha envejecido y tiene panza. Su enojo con el mundo es total y ese es el motor de sus actos. Es que en entre otras cosas esta película es una historia sobre los sueños truncos de Hollywood. Así como hace años se festejó la muy mediocre The Player (1993) de Robert Altman, pues hoy no es raro que se ignore esta película que es muy superior y más inteligente, pensando puntualmente en los puntos en común que tiene con la película de Altman.

Tal vez la cereza del postre sea la aparición de Ugly Sonic. Para quienes no están al tanto, hace unos años se hizo la versión cinematográfica del personaje de videojuego. Pero cuando se dieron a conocer los avances el mundo quedó espantado por los dientes del muñeco 3D diseñado para la película. Aunque costó dinero, fue reemplazado por otro, tirando a la basura todo el trabajo hecho sobre el Ugly Sonic. No hay mejor retrato de la crueldad del mundo del cine que ese personaje, aquí reivindicado incluso haciendo humor sobre él. Hay una ternura infinita también en su inclusión, una defensa de los perdedores que va en dirección contraria a lo que ocurre con la realidad en la industria del entretenimiento. Una agradable sorpresa como una película puede tener ideas tan profundas pero presentarlas en un envase tan simpático y divertido.