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La familia Bélier

La familia Bélier (La Famille Bélier, Francia, 2014) es una comedia dramática que ha vuelto a ser noticia con el estreno de su remake norteamericana, Coda (2021), ganadora del Oscar a mejor película, actor secundario y guión adaptado. No es la primera remake en alcanzar ese premio, pero sí es para mencionarlo porque las comparaciones se han multiplicado. Como la película francesa se realizó con anterioridad, no tiene sentido poner el énfasis en eso, aunque sea divertido. Cómo suele ocurrir, el orden en el cuál se ven las dos películas, afecta la percepción de la segunda.

Paula es una adolescente que vive en la campiña con su familia. Su madre, su padre y su hermano son sordos, por lo cual ella es la intérprete cuando tiene que vender sus productos de la granja en la feria o comunicarse con otras personas. Siguiendo los pasos de un chico que le gusta, Paula se anota en el coro del colegio y pronto su profesor descubre que tiene un talento extraordinario para cantar. Deberá postergar su condición de intérprete de sus seres queridos para dedicarse más de lleno a su nueva vocación.

El guión tiene todos los ingredientes de una comedia dramática con fuertes y previsibles emociones. Se desvía sin sentido hacia la historia de las elecciones, pero el conflicto principal funciona, pero los actores no. Salvo el profesor de música,  Fabien Thomasson (Eric Elmosnino), el resto deambula entre la falta de gracia total -la protagonista- o la sobreactuación lastimosa -los padres-. No es necesario ser sordo para entender que Karin Viard y François Damiens están haciendo morisquetas insufribles con el lenguaje de señas. Louane Emera, quien interpreta a Paula, no resulta creíble en general, pero canta muy bien y no exagera su uso de ese lenguaje. Luca Gelberg, que interpreta a su hermano, es sordo en la vida real y también es más elegante al usar ese lenguaje. Viard y Damiens sobreactúan como lo hacen los malos actores de comedia.

La sorpresa es que cuando llega el clímax de la película, todos encuentran el tono. Allí los actores muestran su talento y consiguen la emoción genuina del momento más esperado. Todos consiguen su objetivo. Pero es demasiado poco en relación con las limitaciones expresadas anteriormente. Se entiende porque quisieron hacer un remake y también las decisiones que llevaron a hacer cambios de guión. La canción más importante del film, Je Vole, de Michel Sardou, tiene algunas alteraciones en la letra, lo que le cambia todo el sentido, pero funciona en ese gran cierre de esta película sin demasiados hallazgos.