Peliculas

La hija oscura

De: Maggie Gyllenhaal

Hace unos años leí una estadística que indicaba que el 40% de las películas nominadas al Oscar estaban basada en un texto previo. Ya sea una novela, un cuento, una obra de teatro u otra cosa. La hija oscura no ha sido nominada al momento de escribir esta nota pero tiene grandes chances de serlo. Y sí, está basada en un libro. Es posible que nadie haya leído esos textos en los que se basan todas estas películas y no tiene por qué hacerlo. Es divertido comparar y lucirse diciendo que uno conoce bien el libro, pero este ejercicio es, en esencia, inútil y ridículo. ¿Cuál es la importancia real de un libro cuando estamos viendo su versión cinematográfica? Cero, ninguna. Todo el tiempo en el cine vemos adaptaciones y cuando no leímos el texto original analizamos la película y punto. Eso mismo es lo que hay que hacer en el caso de haberlo leído.

Cuando vemos una adaptación de una obra teatral nuestro cerebro tiende a ponerse en rol de policía y gritar teatralidad ante la menor sospecha. Con la literatura pasa menos, pero también ocurre. Cine y literatura tienen herramientas diferentes y expresan ideas de formas diferentes. En un libro una metáfora tiene una forma que trasladada al cine se vuelve una subestimación del espectador. La única función del realizador es hacer una buena película con todo lo que esté a su alcance, La hija oscura tiene ideas interesantes que son expresadas de forma bastante clara, pero de ahí a que logre plasmarlas de forma visual es algo distinto. Habitamos en un mundo donde las películas no importa si son profundas, basta con que lo anuncien y listo. El espectador que no quiere analizar, que solo quiere charlar sobre un tema y se conforma con que se lo presenten, no que se lo filmen. La hija oscura se ve literaria en un mal sentido, aunque desconozco si por fidelidad o infidelidad con la novela. No importa. También se ve una película basada en los actores y no en la puesta en escena. Repite metáforas tontas, algo que parece ser la puerta de entrada al prestigio en estos días. Pero vayamos al argumento.

Mientras está de vacaciones en Grecia, una profesora universitaria de casi cincuenta años, Leda Caruso (Olivia Colman), conoce a Nina (Dakota Johnson), después de que Elena, la pequeña hija de Nina, desaparece en la playa por un rato. La joven madre parece agotada y Leda ve en ella los recuerdos de su propio pasado. En sucesivos flashbacks vemos que cuando era joven, Leda (Jessie Buckley) sufrió siendo madre de sus dos hijas, Bianca y Martha, lo que la llevaba a una creciente angustia y hartazgo que la historia mostrará poco a poco. A los recuerdos dolorosos se le suma un presente en el cual parece haberse vuelto invisible para muchas personas a su alrededor, a excepción de Lyle (Ed Harris) el hombre que cuida las habitaciones en el lugar donde Leda se hospeda.  

Un presente de tensión en aumento y un pasado que se muestra poco a poco van construyendo un relato que tarda mucho en desplegar sus ideas y cuando lo hace no son ninguna revelación. La directora y guionista     Maggie Gyllenhaal se apoya en sus actores y en su protagonista. La pone en muchas escenas de clip de Oscar y la mantiene el resto del tiempo en estado contemplativo. Amenaza con una tragedia y cierra su historia de manera circular con cierta ambigüedad. Discutir la maternidad como una condición ideal llena de felicidad y amor es algo que el cine discute desde hace décadas, pero quienes ven las películas como un método de reivindicación ideológica suelen ser también las personas que han visto muy poco cine.

El tema tabú del film, vinculado con el mandato social de la maternidad, es más contado en palabras que expresado en imágenes. La excesiva duración de la película es directamente proporcional a la inseguridad de la directora para confiar en lo que tiene delante suyo. Por eso subraya, repite, contempla la nada y vuelve a empezar. El cine ha perdido ligereza visual y fluidez narrativa en parte por motivos ideológicos. Tenía que pasar, era obvio, que el control sobre los discursos terminara dando películas acartonadas, carentes de locura pero también ausentes de sentimientos. Una película que parece mostrar un punto de vista nuevo sobre un tema no tratado no logra ninguno de sus objetivos y a su manera termina cayendo en todos los lugares comunes del cine importante.