Peliculas

Lujuria en el convento

De: Jeff Baena

Lujuria en el convento es el título con el que Netflix decidió estrenar The Little Hours (2017). Aprovechando su conexión con el subgénero nunsploitation, del que sin duda, y a su manera, la película es un exponente. El cine de explotación de monjas, por decirlo en castellano. Es un tipo de cine centrado en historias de monjas cristianas que viven en conventos, generalmente en el medioevo. Estas películas suelen girar en torno al sexo, muchas veces a las consecuencias de la represión sexual de vivir en celibato. Obviamente suelen ser historias en las cuales el sexo termina en el centro de la trama. Escenas de lesbianismo y sado masoquismo suelen ser habituales. En algunos casos tienen un espíritu de crítica, pero en muchos otros son simplemente lo que su nombre indica: Nunsploitation.

The Little Hours es una comedia. Más exactamente una especie de parodia del Decameron de Boccaccio que adaptó en 1971 Pier Paolo Pasolini. La película es bastante rara, porque aunque cumple con el género y el texto de origen, se toma libertades que entran en intencional contradicción con su base. Filmada en la Toscana, en Italia, la película tiene una dirección de arte y locaciones dignas de un film europeo del género. La utilización de una fotografía realista, que en muchos momentos aprovecha la luz natural, la hace estéticamente original y la emparenta con un cine religioso sin comedia ni explotación. Pero el elenco de estrellas de la comedia que tiene hace que en cuanto suene el primer diálogo se nota que es una comedia norteamericana. Esa tensión es su gracia y el centro de su trama.

Un joven (Dave Franco) debe huir del castillo de los nobles para los que trabaja cuando el marido noble (Nick Offerman) descubre que su mujer (Lauren Weedman) lo ha estado engañando con el muchacho. En su huida por el bosque descubre a un cura (John C. Reilly) que lo lleva al convento donde él vive para que reemplace al único empleado que las monjas tenían pero renunció. La única condición que le pide es que se haga pasar por sordomudo. Una vez en el convento descubre que la lujuria domina a las monjas y una por una intentarán tener sexo con él, por las buenas o por las malas, cada una acorde a su personalidad y sus deseos. En ese aspecto, esta comedia norteamericana demuestra que hay un cine para adultos en Estados Unidos, aunque no sea el más masivo. Las monjas son Alison Brie, Aubrey Plaza (también productora), Kate Micucci y Jenima Kirke. También trabajan en la película Molly Shannon, Paul Reiser y Paul Weitz, sin duda un elenco inesperado para una comedia sexual medieval ambientada en Europa.

Los actores, claramente librados a la improvisación en los diálogos sostienen la película en la primera parte, pero luego la trama se vuelve menos graciosa y se agota la sorpresa estética inicial. Pero si luego de verla uno hace un repaso del film de Pier Paolo Pasolini, podrá comparar la osadía de ambos y ver que no todo es censura y retroceso en el cine actual. Sean buenas o no, hay todavía películas que apuestan con propuestas que incluyen algo de riesgo.