Peliculas

Un buen día en el vecindario

De: Marielle Heller

Fred Rogers fue una personalidad de televisión norteamericana, músico, titiritero, escritor, productor y ministro presbiteriano. Fue el creador, showrunner y presentador de la serie de televisión para niños Mister Rogers ‘Neighborhood, que se desarrolló entre 1968 y 2001. En su país se convirtió en toda una institución y sus enseñanzas y manera de ver la infancia lo convirtió en una especie de prócer. Los temas más variados y complejos fueron tratados en su programa infantil. Para quienes no vivimos en Estados Unidos su figura no se puede comprender del todo, pero en el año 2018 el documental Won’t You Be My Neighbor? (2018) de Morgan Neville sirvió para que todo el mundo pudiera conocer su legendaria figura. Un año más tarde Mr. Rogers vuelve a aparecer en el cine pero esta vez en una película de ficción basada en una historia real.

El periodista Lloyd Vogel (Matthew Rhys) trabaja en la revista Esquire. Tiene fama de ser un periodista difícil que trata con dureza a los entrevistados cuando publica sus reportajes. Aun así, le encargan que entreviste a Mr. Rogers para una edición de la revista centrada en los héroes. Lloyd acaba de ser padre, lo que supone una crisis personal. A eso debe sumarle el reencontrarse con su propio padre en la boda de su hermana. Su padre y él tienen una mala relación desde hace años y el reencuentro no mejora la situación. Tras ese reencuentro, y en esa situación emocional, es que Lloyd se encuentra por primera vez con Mr. Rogers (Tom Hanks). ¿Será un verdadero hombre de bien o será un farsante?

Lloyd Vogel –y con él el espectador- se encuentra de frente con Mr. Rogers, quien da toda la impresión de ser el mismo santo que se ve en la pantalla. Al principio resulta chocante y movilizador. La película, y la descomunal actuación de Tom Hanks, enfrentan al espectador con su propio cinismo. Como si el verdadero Mr. Rogers y Tom Hanks se fusionaran en uno, cada escena consigue emocionarnos con la franqueza del personaje interpretado por el actor. La directora, Marielle Heller (la misma de Can You Ever Forgive Me?), juega mucho con esto y se atreve, a pesar del clasicismo de la narración a romper la cuarta pared en una escena, aunque lo haga de forma muy sutil. El espectador que se entregue a la emoción se enamorará de la historia sin dudarlo. La película parece fuera de época, como el propio Mr. Rogers. Eso, lejos de ser un defecto, es todo un elogio.