Peliculas

The Flash

De: Andy Muschietti

El siglo XXI encontró al cine de superhéroes en su máximo esplendor comercial. Las películas de este nuevo género han dominado la taquilla de los últimos veinte años y aunque actualmente el esplendor empieza a mostrar algunas grietas y temblores, las posibilidades de hacer buenos títulos de superhéroes aun sigue vigente. Sin ir más lejos, actualmente se ha puesto de moda el multiverso. Es decir los universo paralelos que conviven y, para bien del drama, se cruzan para mostrar infinitas posibilidades que saquen al género de sus propios lugares. ¿Cuántas películas de multiversos se podrán hacer antes de que se vuelva insufrible también esto? No muchas, pero en el camino son los fans los que más disfrutan de esto, cómo queda claro aquí en The Flash. Mientras tanto, el Oscar a Todo en todas partes al mismo tiempo nos augura un puñado de explotaciones del multiverso.  

The Flash no inventa el multiverso para la película, este ya existía en una de las líneas del personaje. Para bien y para mal, la película es despareja, teniendo un mundo interesante y otro que no lo es. Tal vez el cine sea eso después de todo, elegir entre infinitos universos, dejando en la pantalla sólo el que realmente vale la pena. Y esta película es la muestra de lo mismo, hay muchas historias, pero no todas son interesantes. Aún con sus falencias lo que entrega es un producto desparejo pero muy ambicioso y por encima de cualquier otra cosa, terriblemente entretenido. Evitando cualquier juego de palabras, es notable la velocidad que la película tiene. Es fácil odiar algunas escenas, tanto cómo se puede amar otras.

Barry Allen/Flash (Ezra Miller) es un superhéroe que lidia con los problemas de su vida cotidiana y al mismo tiempo responde al llamado de la justicia cuando lo necesitan y nadie más está disponible. El humor del comienzo y la escena inicial anuncia lo peor, pero la película no se queda allí. Pero Barry tiene algo que le importa más que cualquier otra cosa: el asesinato de su madre (Maribel Verdú) y el encarcelamiento de su padre (Roy Livingstone). Este tormento se potencia cuando va a la casa de sus padres y, llevado por la emoción intensa que esto le produce, Flash viaja accidentalmente en el tiempo. Esto no trae consecuencias graves en un comienzo y Bruce Wayne/Batman (Ben Affleck) le advierte de los peligros que esto conlleva y le pide que no lo vuelva hacer. Pero Barry hace caso omiso del consejo y vuelve para cambiar la línea temporal y evitar la muerte de su madre. Esto desatará consecuencias inesperadas y la apertura de una nueva realidad que no es otra cosa más que uno de los infinitos multiversos posibles.

Antes del estreno se promocionó mucho todo lo que la película iba a ofrecer dentro del Universo Cinematográfico de DC. Desde la muy publicitada presencia de Michael Keaton interpretando nuevamente a Batman (en línea temporal directa con los films de Tim Burton) así como la presencia de Sasha Calle como Kara Zor-El / Supergirl. Al director Andy Muschietti le pusieron sobre sus hombros el hacer la más completa y popular de las películas de DC hasta el momento, una que por momentos sea capaz de contener las virtudes propias como las de su principal rival, Marvel.

Tampoco es ningún secreto que Flash se encuentra con otra versión de sí mismo y ambos deben ayudarse a resolver los conflictos que esa nueva realidad ofrece. Hay muchas más sorpresas pero como no fueron expuestas en los avances, no hablaremos sobre ellas. No hay fan de DC Comics que no vaya a sentirse interesado y agradecido por lo que la película le ofrece, más allá de las apasionadas controversias que cada nuevo título del género suele producir. Es más, yo diría que los fans de DC tienen material suficiente como para estar contentos por todo el resto del año.

The Flash comienza con algo de humor y cierta tensión entre lo clásico y lo moderno, casi un resumen de lo que vendrá. Hasta el propio título de la película es intervenido por la autoconciencia de la historia. Es un tómalo o déjalo que deberá resolver el espectador en los primeros quince minutos de The Flash, el que avisa no es traidor y Andy Muschietti prefiere asumir el riesgo de entrada. Bastante complicada es la primera escena de acción, donde los efectos visuales son muy artificiales y feos, en franca contradicción con la perfección de muchos otros que la película tiene, empezando por el hecho de que hay dos Ezra Miller en docenas de tomas y no hay nada allí que parezca un truco. En teoría esos efectos horribles tienen una razón de ser, pero al no ser tan obvio esto, simplemente queda como algo feo. The Flash elige un tono de comedia bufonesca que enojará o alegrará a distintos públicos. Cuando Flash sea comedia, será cruda e incluso vulgar, pero cuando sea acción y drama, lo hará con respeto y de forma efectiva.

La entrada de Michael Keaton primero y de Sasha Calle después iluminan la película. El enorme Michael Keaton demuestra que en el mundo de los superhéroes también se necesitan actores y él demuestra que siempre ha sido el mejor Batman de la pantalla grande. Andy Muschietti en la dirección y el guión de Christina Hodson lo respetan como a un verdadero maestro. Es el Batman de Tim Burton sin alteraciones. Sasha Calle también se luce en su rol, marcada por la oscuridad, sin payasadas y también con un enorme respeto por el personaje y la tradición. El resto, claro, está hecho para el público actual, o al menos para lo que se supone es el público actual. Ezra Miller está en modo doblemente histriónico y es demasiado intenso, pero de ninguna manera esto ocurre por error, sino que se trata de una decisión muy clara. Es posible que todos queden contentos de ver Flash, tanto los rupturistas más cínicos como los conservadores más convencidos. Pero nadie puede acusar a este largometraje de apostar poco o ir a lo seguro. También es posible que ambos grupos lo rechacen, por no cumplir a fondo con ninguno.

The Flash es menos ligera y tonta que los films livianos de superhéroes y también menos solemne que los títulos más oscuros y pesados del género. No hay duda alguna de que son los héroes invitados los que salven a la película, pero no se ven forzados, sino como parte integral y necesaria de la historia. A veces es mejor una película despareja pero con muchas ideas que una efectiva pero sin riesgo. Y es importante repetirlo, a pesar de que dura dos horas y veinticuatro minutos, Flash da la sensación de ser una película corta. Ser entretenido de principio a fin es un trabajo mucho más complicado de lo que se cree. Ningún admirador del mundo DC, Flash o Batman, puede quedarse afuera de esta película. El respeto que tiene por Tim Burton nos hace pensar que se resigna a los tiempos que corren, pero al mismo tiempo añoran aquellos films mejores.